Ha aparecido el año en primavera
como flor precipitada,
como niña que se abanica en la fuente
oyendo el agua que no cae,
el sol sediento.
Vino tu sangre a latir
en la ladera del cauce donde
cuerdas de luz sujetan
ropas blancas lavadas con las manos…
años de estar juntos
sobre el alambre del miedo.
Busco hoy contigo en la lámpara apagada
la desolación del sueño.
¿Es acaso el amor un laberinto
que confunde los días
en las hojas de los almanaques?,
¿un aspaviento del aire recién bailado
en el beso?
La señora se me acercó despacio:
-Feliz año!
Y yo le puse la mejilla vieja
del año muerto.
Uno teme que el exceso de elogios hacia el poema parezcan que estos no sean sinceros o no suenen a verdad. Nada por tanto se dirá ya que lo escrito se defiende por si solo. El análisis y su valor sonaría demasiado académico.
Muchas gracias amigo José Eladio
pedrouve