No es bonito, ni lo pretende. El pez gota —también conocido como pez borrón— ha sido elegido de nuevo como el animal más feo del mundo, un título que, lejos de ser una burla, sirve como altavoz para hablar de conservación marina. La organización Mountains to Sea Conservation Trust, de Nueva Zelanda, ha liderado esta peculiar elección con un objetivo claro: dar visibilidad a las especies poco valoradas que también merecen protección.
Con su rostro caído, textura viscosa y expresión perpetuamente triste, el Psychrolutes marcidus parece sacado de una caricatura. Pero su aspecto tiene una explicación: vive a profundidades de entre 600 y 1.200 metros, donde la presión es tan alta que su cuerpo gelatinoso funciona como una herramienta de flotación natural. Solo al ser extraído del agua adquiere su célebre deformidad, lo que lo ha convertido en símbolo indiscutible de la fealdad animal… y en estrella involuntaria de las redes sociales, según informa B.Rodríguez en Excelsior.
Este pez ya había sido elegido por la Ugly Animal Preservation Society hace una década como embajador oficial de las especies “poco agraciadas” que suelen ser olvidadas por los programas de conservación. En esta última votación, volvió a imponerse con holgura al pez reloj anaranjado, reafirmando que la fealdad también puede ganarse un lugar en el corazón del público.
Su nuevo reinado pretende ser más que anecdótico. El pez gota es una víctima habitual de la pesca de arrastre, una práctica destructiva que amenaza su hábitat. Por eso, su “triste” rostro no es solo una curiosidad biológica: es una llamada de atención sobre lo que estamos haciendo con los ecosistemas más profundos del planeta.