Tengo un amigo de mediana posición que, sin mucho alarde, está convencido de ser uno de los más ricos de Marbella. Y su razón principal es el ahorro. Sale de noche a pasear con su esposa cuando es imposible comprar nada, ni siquiera de rebajas, y saborea con ella el caudal de las cosas no compradas. Él apunta primorosamente las cantidades y al llegar a casa celebran los miles de euros que ellos retienen en la bolsa que llevan, por si acaso.
Que ven un piso con letrero de “se vende” en el paseo marítimo, llaman al teléfono indicado, preguntan el precio y, como no piensan comprarlo, se han ahorrado medio millón de euros. A este paso, pronto serán los más ricos de España Eso sí, me han pedido que no divulgue sus nombres porque también se ahorraron la semana pasada la compra de un lamborghini por el que pedían casi trescientos mil euros y, al llegar a ese extremo, Hacienda no está dispuesta a perdonar.
Como contrapunto y siguiendo su argumentación, me ahorro cada día parte de las mentiras y falacias del Presidente de Gobierno al leer escasamente los diarios. Y créanlo: día a día estoy consiguiendo una fortuna.