Una señora mayor había perdido su aguja de coser y la estaba buscando a la puerta de su casa. Al llegar su nieta para darle el beso de todas las mañanas le pregunta:
-¿Qué haces aquí, abuela?
-Estoy buscando mi aguja que se me ha perdido.
La nieta insistió:
-¿Pero estás segura que la has perdido aquí?
-No, respondió la señora, la busco en este sitio porque aquí hay más claridad…
Donde hay más claridad es posible que se encuentren, no las agujas propias, sino las ajenas de los que han pasado cerca con la intención de clavárselas a alguien.
Es cuestión de ponerse a buscar donde hay más luz, aunque las sombras se multiplican a nuestro alrededor. Razón tenía Borges al escribir: “La oscuridad es la sangre de las cosas heridas” y ya nos gustaría que aquí fuesen más pequeñas, acaso olvidadas, las cicatrices.