Afilados y rubios los cipreses

19 de mayo de 2025
1 minuto de lectura

Nunca tuvo Jacinto buenas relaciones con la Iglesia ni con la mayoría de sus conciudadanos a los que trataba con desprecio

Lo que creemos conocer de cada uno es precisamente lo que más ignoramos. Aquella tarde el sol inundaba de amarillos el cementerio, como si se hubiesen puesto de pie todos los girasoles de Van Gogh. En Veraluz ocurre igual que en pueblos de su misma anchura: que se conoce todo el mundo y, del mismo modo que también ocurre en cualquier sitio, a los más amigos se les tiene consideración en sus faltas y, a los menos amigos, se le destacan intencionadamente sus errores. Esto pasó con Jacinto Rocalli, de ascendencia italiana.

Nunca tuvo Jacinto buenas relaciones con la Iglesia ni con la mayoría de sus conciudadanos a los que trataba con desprecio. Los despreciados no podían sentirse despreciables porque muchos eran empleados de Jacinto en su matadero municipal, cedido por el ayuntamiento.

Don Ramón, el párroco que apenas si cruzó en su vida una palabra con el difunto, recomendó a la familia, en lugar de una misa de despedida, la brevedad de un responso… Se opusieron todos y el hijo mayor, con alterado tono, se dirigió al párroco con una cita evangélica: “Quien se halle limpio de pecado que tire la primera piedra”.

Pedro Villarejo

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Mensajería

Mensajería

Algunos desconocen que pueden guardarse los mensajes para, en un momento determinado, defenderse de las incertidumbres…

El nuevo Papa

Algunos en Veraluz creyeron que al nuevo Papa le llamaban León porque en León había nacido. Justina se encargó a…

Se prohíbe

Si esto es una democracia, que venga Dios y lo vea…

Carta de ajuste

Me considero una especie de cronista de pueblo tan distinguido y cercano como Veraluz…