Adviento: La gentileza como pesebre del espíritu

24 de diciembre de 2025
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«Un gesto de gentileza es el reflejo del amor divino.» — Santo Carlo Acutis

El tiempo de Adviento nos invita a detener la marcha, a silenciar el ruido del mundo y a preparar un espacio digno para la esperanza. En esta travesía espiritual, la gentileza no debe ser confundida con una simple norma de urbanidad; es, en realidad, la manifestación más pura de un alma que se sabe habitada por lo trascendente. Como bien nos enseñó el joven santo Carlo Acutis, cada acto de bondad cotidiana es un hilo de luz que conecta nuestra humanidad con la divinidad.

Ser gentil en tiempos de incertidumbre es un acto de valentía. Es decidir que, a pesar de las sombras, seremos portadores de una claridad que no nos pertenece, sino que nos atraviesa. Al abrir el corazón en la esperanza, comprendemos que un gesto amable hacia el prójimo —una palabra de consuelo, una mirada comprensiva o un silencio respetuoso— es el reflejo de ese amor divino que busca nacer nuevamente en nosotros. La gentileza es el lenguaje con el que el espíritu le habla a un mundo sediento de paz.

En esta preparación para la Navidad, permitamos que la gentileza sea el pesebre donde se recueste nuestra fe. No busquemos grandes señales externas cuando la mayor prueba de la presencia de Dios reside en la delicadeza con la que tratamos a nuestros hermanos. Quien es gentil, no solo mejora el entorno material, sino que eleva la frecuencia de su propio espíritu, preparándolo para el encuentro definitivo con la Verdad que el joven santo Carlo Acutis supo abrazar con tanta alegría.

«La santidad consiste en estar siempre alegres y hacer el bien a los demás.»

— San Juan Bosco

Doctor Crisanto Gregorio León

Profesor universitario


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