A partir del impacto de la serie Adolescencia, la pedagoga Alicia Rábago pide a los padres no temer a ser autoridad y educar a los hijos sobre las consecuencias de violar las reglas y leyes
En tiempos donde los casos de violencia juvenil se multiplican, la pedagoga Alicia Rábago hace un llamado claro y contundente: los adolescentes se han convertido en un foco rojo que urge atender, y es deber de los padres recuperar su rol como figuras de autoridad.
A partir del impacto generado por la serie Adolescencia de Netflix, que retrata a un menor acusado de asesinato, Rábago invita a los adultos a reflexionar sobre la importancia de establecer límites firmes desde temprana edad. Para la especialista, la clave está en enseñar a los hijos que toda acción tiene una consecuencia, incluso desde situaciones tan simples como el incumplimiento de horarios para usar el celular.
En México, los episodios de violencia protagonizados por menores son cada vez más frecuentes. Casos como el de Norma Lizbeth, víctima de bullying fatal en 2023, o los ataques de niños a adultos mayores en Sonora este mes, evidencian una grave crisis en la forma de educar.
Para Rábago, los adolescentes están guiados por necesidades legítimas como aceptación o pertenencia, pero el riesgo aparece cuando no se les hace consciente de los límites legales, éticos y sociales. «Hay que futurizar», dice, «hacerles ver qué consecuencias pueden tener sus actos y enseñarles a responsabilizarse».
Mientras muchos padres temen ser la figura autoritaria en casa por miedo al rechazo o la presión social, la experta subraya que eso es precisamente lo que los adolescentes necesitan: límites claros, consecuencias justas y acompañamiento emocional.
En este contexto, la solución no pasa únicamente por los sistemas escolares o legales. Comienza en casa, donde se debe priorizar el tiempo, la atención y la educación emocional. Porque un adolescente no es un adulto, y su formación depende directamente de la guía que reciba en sus años más vulnerables.
*Por su interés, reproducimos este artículo escrito por Ilian Cedeño, publicado en Excelsior.