Hoy: 23 de noviembre de 2024
La sobrevida del paciente podría ser el último paso antes de generalizar la donación de órganos de animales mutados a humanos
Un equipo clínico del NYU Langone Health, en Nueva York, consiguió transferir riñones de cerdos a un hombre en muerte cerebral, que se mantiene vivo, más de un mes después de la opración, informó la revista especializada ‘JAMA Surgery’, en su más reciente edición.
Los órganos procedían de cerdos modificados genéticamente para prevenir el rechazo por parte del sistema inmune del paciente, que padece, además, una enfermedad renal. Los riñones trasplantados eran funcionales (podían fabricar orina y depurar creatinina), siete días después de la operación, explicaron los investigadores.
Hasta 32 días después, sigue funcionando bien en el hombre de 57 años, declarado muerto por criterios neurológicos y mantenido con un corazón latiente con asistencia respiratoria, precisó la publicación.
Se trata del periodo más largo en el que un riñón de cerdo modificado genéticamente ha funcionado en un ser humano, y el último paso hacia el advenimiento de un suministro alternativo y sostenible de órganos para trasplante. En cualquier caso, la observación está en curso y el estudio continuará hasta mediados de septiembre de 2023.
“Este trabajo demuestra que un riñón de cerdo, con una sola modificación genética y sin medicamentos ni dispositivos experimentales, puede sustituir la función de un riñón humano durante al menos 32 días sin ser rechazado”, ha detallado Robert Montgomery, líder de la investigación.
Este doctor ya había realizado el primer trasplante de riñón de cerdo genéticamente modificado del mundo en un difunto humano el 25 de septiembre de 2021, seguido de un segundo procedimiento similar el 22 de noviembre de 2021. Estos cirujanos ya realizaron dos trasplantes de corazón de cerdo genéticamente modificado en el verano de 2022.
Eliminación de un gen problemático
El primer obstáculo que hay que superar en los trasplantes de órganos de animales a personas (xenotrasplantes) es evitar el llamado rechazo hiperagudo, que suele producirse pocos minutos después de que un órgano animal se conecte al sistema circulatorio humano.
En los cinco xenotrasplantes realizados en el NYU Langone se ha evitado el rechazo inmediato eliminando el gen que codifica la biomolécula alfa-gal, responsable del rápido rechazo de los órganos porcinos mediado por anticuerpos.
Además, la glándula timo del cerdo, responsable de la educación del sistema inmunitario, se incrustó bajo la capa externa del riñón para evitar nuevas respuestas inmunitarias retardadas. Se ha demostrado que esta combinación de modificaciones evita el rechazo del órgano al tiempo que preserva la función renal.
Para garantizar que la función renal del organismo se mantuviera únicamente gracias al riñón porcino, se extirparon quirúrgicamente los dos riñones nativos del receptor del trasplante. A continuación, se trasplantó un riñón de cerdo, que empezó a producir orina inmediatamente sin signos de rechazo hiperagudo.
Durante la fase de observación, el personal clínico de cuidados intensivos mantuvo al fallecido en soporte mientras se controlaba el funcionamiento del riñón de cerdo y se tomaban muestras con biopsias semanales.
Los niveles de creatinina, un producto de desecho que se encuentra en la sangre y es un indicador de la función renal, se mantuvieron dentro de los valores óptimos durante todo el estudio, y la biopsia no mostró indicios de rechazo.
El riñón y la glándula del timo utilizados en este procedimiento se obtuvieron de un cerdo ‘GalSafe’, un animal diseñado por la compañía Revivicor. En diciembre de 2020, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el cerdo como fuente potencial para terapias humanas, así como fuente de alimento para personas con síndrome alfa-gal, una alergia a la carne causada por la picadura de una garrapata.
Mientras que en anteriores trasplantes de órganos porcinos modificados genéticamente se habían incorporado hasta 10 modificaciones genéticas, este último estudio demuestra que un riñón porcino de un solo gen modificado puede seguir funcionando óptimamente durante al menos 32 días sin rechazo.
El equipo de médicos utilizó medicamentos inmunosupresores estándar para el trasplante combinados con un mayor cribado del citomegalovirus porcino (pCMV) en el cerdo donante para garantizar la seguridad.
Estudios recientes han demostrado que el pCMV puede afectar al rendimiento del órgano y desencadenar un posible fallo. No se detectó pCMV después de 32 días, y se llevó a cabo una estrecha vigilancia del retrovirus endógeno porcino (PERV), junto con otros seis virus de interés.