La ciencia española ha dado un paso firme hacia un futuro donde las enfermedades de la sangre puedan tratarse de forma más eficaz, segura y accesible. Un equipo de investigadores del CIEMAT, la Fundación Jiménez Díaz y el CIBERER ha desarrollado dos estrategias innovadoras que están marcando un antes y un después en las terapias de edición genética y en los procedimientos de trasplante de células madre. Aunque estos avances nacen en el laboratorio, su impacto potencial en la vida de los pacientes es enorme. Ambos estudios, publicados en revistas científicas de prestigio, demuestran que la investigación biomédica española continúa posicionándose en la vanguardia internacional.
El primero de los avances se centra en mejorar cómo se editan genéticamente las células madre sanguíneas, un proceso clave para tratar numerosas enfermedades hematológicas. Los investigadores han desarrollado un método que permite seguir con gran precisión el destino de estas células una vez modificadas. Gracias a esta capacidad de seguimiento, los científicos pueden entender mejor cómo se comportan, cómo se integran y cómo contribuyen a la formación de nuevas células sanguíneas.
Esta herramienta no solo perfecciona el protocolo de edición genética, sino que también ayuda a conservar la diversidad natural de las células madre a largo plazo. Mantener esta dinámica policlonal es esencial para garantizar terapias más estables y predecibles. En otras palabras, se logra un proceso más eficaz y seguro que, en un futuro, podría aumentar notablemente el éxito de los trasplantes y reducir complicaciones en los pacientes, según Europa Press.
El segundo avance aborda uno de los mayores retos actuales: cómo preparar el organismo para recibir un trasplante de células madre sin recurrir necesariamente a quimioterapia o radioterapia, tratamientos efectivos pero con una elevada toxicidad. El nuevo enfoque combina anticuerpos con agentes que movilizan las células madre desde la médula ósea hacia la sangre. Esta combinación hace que las células sean más sensibles al tratamiento y facilita un injerto mucho más eficaz.
Los resultados han sido muy prometedores. En modelos de inmunodeficiencia y anemia crónica, la técnica ha demostrado un nivel de seguridad y eficacia superior al de los métodos tradicionales. Esto podría abrir la puerta a tratamientos menos agresivos para quienes sufren enfermedades hereditarias de la sangre, reduciendo riesgos y ampliando el acceso a terapias avanzadas.