Hoy: 25 de noviembre de 2024
El Gobierno de la presidenta Isabel Díaz Ayuso (PP), responsable y dueño del denominado instituto de los enchufes, el Centro de Enseñanzas Integradas Padre Antonio Soler, situado en San Lorenzo de El Escorial, mantiene de momento en el cargo a Juan Manuel Colino, el director de este centro y protagonista de un escándalo destapado por FUENTES INFORMADAS relacionado con las supuestas presiones ejercidas por Colino sobre profesores de su centro para que estos diesen la matrícula de honor en flauta travesera a su hijo y no al alumno que el tribunal calificador del centro entendió por unanimidad que era el más brillante en ese instrumento.
Según fuentes cercanas al centro, desde que saltó el escándalo siguen yendo por el centro los miembros del mismo equipo directivo de Colino y todo indica que José Macías, responsable educativo de la zona de San Lorenzo, no le ha aceptado la renuncia. Y ello pese a que Colino impugnó ante Macias las veces que los miembros del equipo calificador le dijeron por escrito que el mejor en flauta no había sido su hijo y sí otro alumno de reciente incorporación al centro.
Ello enojó a Colino, acostumbrado a que otros de sus hijos que han desfilado por el instituto hayan obtenido la máxima nota, la matrícula, e impugnó la decisión ante Macías, responsable de la llamada DAT de la zona, autoridad educativa.
Macías resolvió el asunto de la matrícula de honor quitándole la razón a Colino y respaldando la decisión del tribunal calificador. Es el mismo Macías que, supuestamente, no le ha aceptado la renuncia, que Colino divulgó en la página web del centro a través de una carta dirigida a los padres y al alumnado. Pero que, sorprendentemente, días después quitó de la web y la sustituyó por un manifiesto de apoyo a su gestión rubricado por los empleados que dependen de él en el centro y por algunos profesores.
En esa misma web, sin embargo, no se dio cabida a comentarios críticos a su gestión de personas vinculadas al instituto.
José Macías, el responsable educativo de la zona, parece, pues, no haberle aceptado la renuncia, pese a la gravedad de la acción de Colino, tratar de imponer una matrícula para su hijo, y mantenerle en el cargo, al que accedió el pasado 11 de junio tras haber ocupado el puesto de vicedirector durante años. Fuentes escolares sostienen que Colino pertenece al círculo de confianza de Macías.
Lo que sí ha hecho Macías es no darle la razón en el tema de la matrícula y desestimar su recurso, presentado fuera de plazo y en el que Colino pone verdes a los miembros del equipo calificador, sus colegas de instituto. Este centro no es de los normales.
El Padre Soler es mitad un instituto normal y mitad una especie de conservatorio de música. De allí salen los grandes músicos de la región. Solo hay otro similar en Madrid.
En la resolución de Macías se desautorizan las pretensiones de Colino de lograr la matrícula para su hijo, y se respalda el trabajo desarrollado y las decisiones adoptadas por el tribunal calificador de la prueba de matrícula de honor y el Departamento de Viento madera del citado centro, que han sufrido ataques de Colino por no haberle concedido la matrícula a su hijo.
Por tanto, las falsedades, el desconocimiento absoluto de la asignatura, la parcialidad, la negligencia, el juicio sesgado y la manifiesta incompetencia profesional denunciadas por Colino en su recurso no son atribuibles ni al tribunal calificador ni al citado departamento, según se desprende del resultado oficial de la impugnación.
Dicha decisión, destimar el recurso, deja al (ex)director Colino (no se sabe aún su situación exacta, si ha dimitido o no) en una situación imposible al frente del centro Educativo. Ha finalizado el mes de julio sin que el Director de Área Territorial Madrid Oeste, José Macías Fernández, haya aclarado la confusa situación en la que se encuentra sumido el instituto.
“Incertidumbre en el centro”
“Este mes de julio ha acabado sin que un nuevo Equipo directivo haya aterrizado en el Centro, por lo que no parece que Macías haya cesado a Colino, ni tampoco que le haya aceptado esa supuesta dimisión que publicó el pasado 18 de julio en la web”, señalan fuentes escolares.
De ello se deduce, que Macías mantiene a Colino en el cargo a pesar de todo lo ocurrido en torno a la matrícula de honor que no se le concedió a su hijo.
Los citado medios aseguran: “Y Macías lo mantiene a pesar de las posibles consecuencias disciplinarias, o incluso de otra entidad, que pudieran derivarse de los inaceptables términos que empleó contra el personal docente en las reclamaciones que presentó; y a pesar de que Colino no parece dudar en colocar sus intereses particulares y familiares muy por encima de los intereses generales del Centro Educativo, del necesario respeto a la labor desarrollada por sus compañeros, y de los legítimos derechos de otros alumnos y profesores”.
Desde la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades, que dirige Emilio Viciana Duro, “tampoco se ha tomado medida alguna para dilucidar unos hechos tan graves en los que se pone en duda la credibilidad de la política de excelencia educativa de que hace gala la Comunidad de Madrid y el principio de igualdad de oportunidades que rige el sistema educativo español”, añaden las citadas fuentes.
Este periódico se ha dirigido en varias ocasiones al Centro Educativo y a la Consejería para tratar de aclarar todo lo sucedido y conocer con precisión el alcance real de la actuación de Colino. También para conocer qué acciones han adoptado la Inspección Educativa y la propia DAT ante hechos tan graves y, sobre todo, si Colino ha dimitido o se le ha cesado en el cargo, si bien, como decimos, no se ha obtenido ninguna contestación hasta la fecha.
Solicitud de acceso al expediente
Ante la ausencia total de respuesta, el pasado día 26 de julio FUENTES INFORMADAS presentó en el Registro de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades una solicitud, fundada en la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, interesando el acceso a toda la documentación e información pública obrante en el expediente administrativo derivado de la reclamación presentada por Colino, primero ante el Centro Educativo y luego ante el DAT.
Queremos conocer, en definitiva, si los órganos que, en nuestro sistema jurídico, tienen encomendado velar porque en los Centros Educativos se cumpla la normativa vigente y garantizar que en ellos se respeten los principios esenciales que conforman el sistema educativo español (la igualdad de oportunidades de todos los alumnos y el derecho de todos ellos a que su esfuerzo, dedicación y rendimiento se valoren conforme a criterios de plena objetividad y equidad), han estado en este asunto a la altura de lo que se ha de esperar de ellos.
El artículo 151 de la Ley Orgánica de Educación atribuye a la Inspección Educativa funciones tan relevantes y esenciales como las de:
a) Supervisar y controlar, desde el punto de vista pedagógico y organizativo, el funcionamiento de los centros educativos así como los programas que en ellos inciden.
b) Supervisar la práctica docente, la función directiva y colaborar en su mejora continua.
d) Velar por el cumplimiento, en los centros educativos, de las leyes, reglamentos y demás disposiciones vigentes que afecten al sistema educativo.
e) Velar por el cumplimiento y aplicación de los principios y valores recogidos en esta Ley, incluidos los destinados a fomentar la igualdad real entre hombres y mujeres.
g) Emitir los informes solicitados por las Administraciones educativas respectivas o que se deriven del conocimiento de la realidad propio de la inspección educativa, a través de los cauces reglamentarios.
Profesor de flauta
Juan Manuel Colino Cruz es profesor de flauta travesera en el Padre Antonio Soler. Lleva muchos ocupando un cargo tras otro en el equipo directivo de dicho centro educativo.
En mayo de este año ocupaba el cargo de Vicedirector, pero ya en esa fecha se sabía que, a partir del 1 de julio, sería el nuevo director.
Colino tiene a todos sus hijos estudiando en el Centro. Todos los hijos del director han sido alumnos brillantes que vienen acumulando, año tras año, reconocimientos, menciones y, lo que es más importante, la joya de la corona de ese Centro, las matrículas de honor en su instrumento musical.
Sin embargo, el pasado mes de mayo, el tribunal calificador de la prueba de Matrícula de Honor en flauta travesera decidió conceder la matrícula de ese instrumento a un alumno de nuevo ingreso, y no al hijo del director que, como venía ocurriendo en todos los años anteriores, también se presentó a dicha prueba y era el que venía ganando la matrícula.
Colino se enfadó por la decisión del tribunal calificador. Y empezó a reclamar.
Puso la primera el 11 de junio pasado, y en ella no duda de acusar de parcialidad al tribunal calificador y de desconocimiento de la especialidad de flauta travesera y de su repertorio.
Denuncia, además, que en dicha decisión ha habido “ausencia de los parámetros de objetividad necesarios para que haya habido una evaluación justa”.
Pero la reclamación que presentó no iba sola.
Para que sea más efectiva, inició, según describen fuentes escolares, una campaña “de presión, descalificaciones y amenazas de posibles sanciones a los miembros del tribunal calificador”, que se remonta al momento en que se publicó la concesión de la matrícula de honor. El mismo Colino lo deja reflejado en su reclamación cuando señala que los profesores de esa especialidad y de otras que estuvieron presentes en la prueba “mostraron su indignación sobre la resolución del tribunal”, llegando alguno a expresar públicamente que le parecía “vergonzoso que no le dieran la matrícula” al hijo de Colino.
Dicha reclamación, tramitada con absoluta inmediatez por la entonces Jefa de Estudios (según la información que disponemos, hoy ascendida por Colino al cargo de Vicedirectora), recibe una primera respuesta del tribunal calificador.
Contra todo pronóstico, dicho tribunal, tras considerar que la reclamación se había interpuesto fuera de plazo, se mantuvo, además, en la decisión de conceder la matrícula de honor al alumno más brillante en la prueba y no al hijo de Colino.
El (ex)director Colino se enfadó aún más. La intensa “presión” ejercida para torcer la voluntad del tribunal calificador no parecía haber dado sus frutos.
Y, en ese momento, emerge la figura de la entonces directora, Isabel Vila Villar (según la información que disponemos, hoy vicedirectora del Conservatorio de Majadahonda), que decide tomar el control del asunto con mano firme pese a que la normativa que regula el procedimiento de reclamación no contempla que tenga intervención alguna en el mismo.
Para propiciar que se tenga que dictar una nueva resolución a la reclamación interpuesta por Colino, su “mano derecha” en estos últimos años en su condición de vicedirector de dicho Centro, el mismo día que se registra la decisión desestimatoria de la reclamación por estar fuera de plazo, llamó por teléfono a la jefa de Departamento para trasladarle que el acuerdo del tribunal calificador no era válido, porque, a su juicio, la reclamación no estaba fuera de plazo, y que se debía dictar nuevo acuerdo.
Es decir, Vila antepone su voluntad a la norma, que ninguna competencia de intervención le atribuye en este procedimiento de reclamación.
Su irregular intervención coloca de nuevo la reclamación en la casilla de salida y fuerza a que el tribunal calificador tenga que repensarse el asunto y volver a resolver. Mientras, la presión continúa sobre los miembros del tribunal para que “reconsideren” su decisión de conceder la matrícula de honor a un alumno no perteneciente a la familia del (ex)director Colino. También sobre la Jefa de Departamento, a la que la entonces directora Vila le apremia para que se dé contestación a la reclamación cuanto antes.
Y toda la diligencia y eficacia de la que hizo gala la entonces Jefa de Estudios (actual vicedirectora con Colino) y la entonces directora Vila para tramitar la reclamación de Colino (se presentó el día 1 de junio y se tramita ese mismo día), se vuelve dejadez e inacción cuando la familia del niño que obtuvo la matrícula de honor se persona en el procedimiento de reclamación exigiendo que se le dejara defender los derechos de su hijo para evitar que le despojasen de lo que legítimamente había obtenido.
Hasta el momento, la reclamación de Colino se ha mantenido en absoluto secreto por el equipo directivo.
Personación en el expediente
El centro, pues, decidió no tramitar de inmediato ese escrito de personación. En paralelo, la hoy vicedirectora y la entonces directora convocan a los representantes legales de ese alumno a una reunión para tratar de ese asunto en una fecha en la que, con toda probabilidad, la reclamación ya estaría resuelta y notificada, como finalmente sucedió.
El tribunal calificador elabora ese segundo informe impuesto por la entonces directora Vila y, nuevamente y contra todo pronóstico, sus integrantes, ajenos a la presión y a las descalificaciones recibidas, se ratifican por segunda vez en la decisión adoptada de conceder la matrícula al alumno que, en su legítimo parecer, fue el más brillante.
Dicha decisión de ratificar la Matrícula de Honor es compartida también por el Departamento de Viento madera y es la que se notifica finalmente a Colino.
Colino, pese a las pormenorizadas razones ofrecidas por el tribunal calificador en las seis páginas del informe que elabora, no está dispuesto a que su voluntad y su criterio no se impongan e interpone una reclamación durísima contra dicha decisión el día 13 de junio ante el Director de Área Territorial Madrid Oeste, la DAT).
Los términos nada edificantes y nada respetuosos que empleó en la primera reclamación se elevan en esta segunda al máximo, arremetiendo gravemente contra todo aquel profesor que hubiera intervenido en el asunto. Parece estar decidido a despojar como sea al otro niño de la matrícula.
En esta segunda reclamación ante el DAT, Colino no duda en emplear datos inciertos: por ejemplo, que era imprescindible que la duración de la prueba fuera de como mínimo de quince minutos; que su hijo había tocado más de quince minutos; y que el otro niño no había alcanzado esa duración, a pesar de saber que su obra obligada tenía una extensión muy superior que se redujo por razones que no eran atribuibles a ese niño. También afirmó que el repertorio libre que presentó su hijo tenía una dificultad propia de un curso superior al que cursaba, si bien, las fuentes consultadas, nos dicen que “eso tampoco es cierto; que la obra libre era una obra muy facilita, sin apenas complejidad técnica para un alumno de ese curso”.
Tampoco duda Colino en cargar durísimamente contra el tribunal calificador, la Jefa de Departamento y el resto de sus integrantes, insultándolos gravemente y pidiendo al DAT su sanción. En definitiva, no duda en deslegitimar la profesionalidad e imparcialidad de todo un departamento de su centro educativo con tal de imponer su criterio y que la matrícula de honor la “recupere” su hijo.
Como ya anunció este periódico, en esa reclamación Colino no duda en dejar por escrito lo mucho que parece despreciar y subestimar al personal docente interino, pues considera que la actuación de la entonces jefa de departamento de Viento-madera, cuando propuso a profesores interinos para integrar el Tribunal de Calificación de la prueba de matrícula de honor, habiendo titulares que también podían integrarlo, escribe Colino, ello supuso un “alarde de profunda incompetencia profesional”. Y solicitó que fuese sancionada también.
Y asimismo dejó por escrito lo que opina de los profesores que integraron el Tribunal de Calificación. En su reclamación afirma, entre otras cosas, que estos profesionales emitieron un informe “malintencionadamente” y que lo que en él se detalla es “rigurosamente falso”.
También afirma que mostraron un “desconocimiento total del repertorio de la asignatura”, una “falta de criterio del tribunal y de su imparcialidad”, y opina que el juicio del tribunal fue “negligente, sesgado y parcial”. Y solicitó una sanción general a todos quienes “no procedieron con el desempeño de sus funciones y/o responsabilidades” que, por lo que parece, “deben ser las de conceder un año tras otro las matrículas de honor a sus hijos”, afirman fuentes cercanas al instituto. Ayuso, de momento, o está mirando para otro lado o su consejero le está ocultando este asunto.
Como anunciamos días atrás, finalmente, la reclamación de Colino fue desestimada en su integridad, rechazándose su pretensión de que la Matrícula fuera a parar nuevamente a su hijo.
No obstante, a pesar de todo lo sucedido y por increíble que parezca, el Director de Área Territorial José Macías Fernández y la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades parece que siguen pensando que Colino reúne plena idoneidad y capacidad para dirigir ese singular centro educativo.
Ese Conservatorio es un nido de lo mejorcito. La directora que estuvo 12 años, María Victoria Rodríguez García es de la misma cuerda. Sus acciones han sido ya reprendidas en sede judicial y ahí sigue de Jefa de Estudios del Real Conservatorio Superior de Madrid