La Secretaría de Asuntos Económicos (SPE) de la Santa Sede publicó este miércoles su Balance Consolidado de 2024, que refleja un superávit de 1,6 millones de euros. El dato supone una recuperación notable frente al déficit de 51,2 millones registrado el año anterior, según informó Vatican News en una información recogida por Europa Press.
Señala el informe una ‘clara mejora‘. Reconoce, no obstante, que la plena sostenibilidad financiera es un objetivo a largo plazo. Aun así, la tendencia observada es positiva.
Asimismo, la recuperación se apoya en una reducción significativa del déficit, que cayó casi un 50%, pasando de 83 millones a 44 millones de euros. Este avance fue posible gracias a un aumento de 79 millones en los ingresos, procedentes sobre todo de donaciones y de la gestión hospitalaria. También influyeron las medidas de control del gasto, que ayudaron a compensar la inflación y el incremento de los costes de personal.
Aunque la gestión financiera fue especialmente favorable. Generó un beneficio neto de 46 millones de euros, superando los niveles de 2023 y contribuyendo de forma decisiva a cubrir el déficit operativo. Este resultado se vincula, principalmente, a las plusvalías derivadas del inicio de las actividades del Comité de Inversiones, que se materializarán a lo largo de este año.
Sin tener en cuenta las entidades hospitalarias, la Santa Sede cerró con un superávit de 18,7 millones de euros; aun así, la SPE pide cautela al interpretar esta cifra. Explica que la mejora se debe, sobre todo, a un aumento temporal de las donaciones y a un impacto contable puntual asociado a la venta de inversiones históricas. Por ello, advierte de que la consolidación de este progreso deberá verificarse en los próximos ejercicios.
El análisis del gasto muestra una coherencia entre la Misión y su ejecución financiera. Las funciones de los distintos Dicasterios reflejan la diversidad de la Misión Apostólica. La Curia proporciona servicios a la Iglesia en todo el mundo, como el apoyo a Iglesias locales, iniciativas para la unidad de la fe, comunicación del Papa, promoción de la paz y el desarrollo humano, organización de eventos litúrgicos, custodia del patrimonio vaticano y actividad de las Representaciones Pontificias.
Además, el informe detalla el destino de los 393,29 millones de euros asignados a la Misión Apostólica y a los Fondos Pontificios, excluidos los hospitales. La mayor parte del presupuesto, un 83%, se concentra en cinco áreas prioritarias.
Sin embargo, la partida más amplia corresponde al apoyo a las Iglesias locales en dificultad y a contextos específicos de evangelización, que absorbe el 37% del total (146,40 millones de euros). Le siguen el culto y la evangelización (14%), la comunicación del mensaje (12%), la presencia diplomática a través de las Nunciaturas (10%) y los servicios caritativos (10%). Y el 17% restante se destina a otras actividades, entre ellas la organización de la vida eclesial, la gestión del patrimonio histórico y el funcionamiento de las instituciones académicas.