Ha despertado inquietud en la comunidad científica el cometa 3I/ATLAS, descubierto en julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile. Aunque en un principio se descartó cualquier riesgo para la Tierra, su comportamiento errático y su composición inusual han llevado a la NASA y a la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) a incluirlo en la lista de cuerpos celestes potencialmente peligrosos.
El organismo ha puesto en marcha una campaña internacional de observación que se extenderá del 29 de octubre de 2025 al 27 de enero de 2026, coincidiendo con el periodo en que el cometa alcanzará su punto más cercano al Sol. El objetivo es recopilar datos precisos que ayuden a esclarecer su naturaleza. Su trayectoria hiperbólica y las anomalías detectadas han dado pie a teorías tan audaces como controvertidas, según Vanguardia (MX).
Según reportes del New York Post y diversas publicaciones científicas, el cometa presenta características anómalas que no corresponden a un cuerpo natural. Entre ellas destacan:
Estas particularidades han llevado al astrofísico de Harvard Avi Loeb a sugerir que podría tratarse de una nave nodriza interestelar, capaz de liberar pequeñas sondas de exploración. En su blog en Medium, Loeb señaló que si el objeto fuese artificial, “continuará su curso fuera del Sistema Solar una vez complete su recorrido cercano al Sol”.
Los cometas interestelares son objetos formados por hielo, polvo y rocas que provienen del espacio entre las estrellas, fuera del Sistema Solar. A diferencia de los cometas tradicionales, no orbitan el Sol, sino que lo atraviesan una sola vez antes de continuar su viaje por el cosmos.
El 3I/ATLAS es solo el tercer cometa interestelar detectado por la NASA, tras ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). En ambos casos se observaron comportamientos inusuales que también despertaron teorías sobre su posible origen artificial.
Pese a la expectación, la NASA ha confirmado que el 3I/ATLAS no supone una amenaza. Su punto más cercano a la Tierra será de 1,8 unidades astronómicas, unos 270 millones de kilómetros, distancia suficiente para descartar cualquier riesgo de colisión.
El 30 de octubre de 2025 alcanzará su perihelio, el punto más próximo al Sol, a unos 1,4 millones de kilómetros, más allá de la órbita de Marte. Será visible con telescopios terrestres hasta septiembre, cuando se pierda en la luminosidad solar, y reaparecerá en diciembre, lo que permitirá nuevas observaciones.
Aun así, la IAWN mantiene activa su estrategia de Defensa Planetaria, una red internacional destinada a mejorar la detección y monitoreo de objetos con trayectorias atípicas o potencialmente riesgosas.
El paso del 3I/ATLAS ofrece una ocasión excepcional para la astronomía moderna. Su estudio permitirá analizar materiales y comportamientos de objetos procedentes del espacio interestelar, y podría aportar pistas sobre la posibilidad de tecnologías extraterrestres o sobre los orígenes del sistema solar.
Mientras tanto, el interés mundial crece. Astrónomos, agencias espaciales y aficionados siguen con atención cada movimiento de este visitante del espacio profundo. La ciencia aún no puede determinar si se trata de una nave o de un cometa natural. Pero lo cierto es que el 3I/ATLAS ha reavivado el debate sobre la vida inteligente más allá de la Tierra.