Si logras dormir sin problemas, pero de repente abres los ojos a mitad de la madrugada, es probable que estés enfrentando un tipo de insomnio llamado insomnio de mantenimiento. No se trata de cansancio pasajero. Es un trastorno que interrumpe tu descanso y puede afectar tu salud.
A diferencia del insomnio de conciliación, en este caso sí puedes dormir al inicio de la noche, pero unas horas después tu cerebro se activa sin razón aparente. La consecuencia: despiertas y volver a dormir se vuelve casi imposible. Esto genera frustración, cansancio y una sensación de sueño poco reparador.
Algunas señales comunes incluyen:
Entre las causas, se encuentran condiciones médicas como ansiedad, depresión, dolor crónico o la necesidad de levantarse a orinar. Si el problema persiste varias noches a la semana durante meses, puede evolucionar a insomnio crónico, con riesgos adicionales para la salud y el bienestar.
La buena noticia es que este tipo de insomnio se puede tratar. Una de las estrategias más efectivas es la Terapia Cognitivo-Conductual para el Insomnio (TCC-I). Esta terapia no depende de pastillas; busca cambiar hábitos, pensamientos y comportamientos que afectan tu descanso. La idea es recuperar una relación sana con la cama y la noche.
Algunas medidas prácticas que pueden ayudarte:
Adoptar estas estrategias ayuda a restaurar un sueño continuo y profundo, disminuyendo los riesgos del insomnio crónico, como problemas de concentración, depresión, ansiedad o accidentes por somnolencia.
No ignores esos despertares a las 2 a.m. Tu descanso no es un lujo; es una necesidad. Con hábitos consistentes y técnicas adecuadas, puedes recuperar la noche y mejorar tu bienestar día tras día.