Un programa de ejercicio multicomponente dirigido a personas mayores con baja capacidad funcional mejora su salud, calidad de vida y autonomía. Ayuda a reducir la necesidad de atención sanitaria y puede suponer un ahorro medio superior a 1.000 euros por participante, según un estudio liderado por centros de investigación españoles y publicado en Experimental Gerontology.
Fue desarrollado por el grupo GENUD de la Universidad de Zaragoza, integrado en el área CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), junto con el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) y otros centros colaboradores.
Se siguió durante seis meses a 123 personas mayores, reclutadas en centros de salud y residencias de Zaragoza. Los participantes se dividieron en dos grupos: uno de entrenamiento y otro de control.
El grupo de entrenamiento realizó tres sesiones semanales de 60 minutos, bajo supervisión de instructores especializados. Las rutinas incluían ejercicios aeróbicos, de fuerza, equilibrio, flexibilidad y entrenamiento funcional, siempre adaptados a sus capacidades.
Los investigadores evaluaron la capacidad funcional, la fragilidad y la calidad de vida relacionada con la salud en tres momentos distintos. El grupo entrenado mostró mejoras claras en todos estos indicadores frente al grupo de control.
También se analizó el impacto económico. Con un coste medio de los servicios sanitarios de 3.091 euros en el grupo entrenado, frente a los 4.135 euros del grupo control, según recoge Europa Press.
Asimismo, el incremento de coste por año de vida ajustado por calidad ganado fue de 6.274 euros. Esta cifra está muy por debajo de los umbrales que utiliza el Sistema Nacional de Salud (SNS) para considerar una intervención costo-efectiva, situados entre 27.000 y 34.000 euros.
Afirmó José Antonio Casajús, investigador del CIBEROBN en la Universidad de Zaragoza y coautor del estudio:
«Este tipo de programas, además de ser muy asequibles —su coste fue de solo 164 euros por persona—, tienen un gran impacto en la autonomía y el bienestar de las personas mayores, y ayudan a frenar el gasto sanitario derivado de hospitalizaciones, pruebas diagnósticas y medicación. La prescripción de ejercicio físico debería integrarse en el cuidado de los mayores»
No obstante, en la investigación también participaron expertos del área CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES), así como de la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad de Extremadura, la Universidad de California San Diego (Estados Unidos) y otras entidades colaboradoras.