El verano de 2025 quedará grabado en la memoria de España y Portugal no solo por las olas de calor, sino por los incendios devastadores que arrasaron bosques, viviendas y vidas. Estos fenómenos extremos no son solo tragedias aisladas, sino una advertencia tangible de cómo el cambio climático transforma nuestro entorno y hace que eventos que antes parecían improbables ahora se vuelvan mucho más frecuentes y letales.
El cambio climático hizo 40 veces más probable la ola de mega incendios vivida en España y Portugal este verano, al provocar unas condiciones extremadamente cálidas, secas y ventosas.
Esta es la principal conclusión del informe publicado hoy por la organización World Weather Attribution (WWA), donde, según ha informado Greenpeace, se demuestra que «la crisis climática motivó que las condiciones meteorológicas fuesen un 30% más intensas, y que la ola de calor de esos días fuese 200 veces más probable y 3ºC más intensa».
El informe de WWA se publica tras el estudio de atribución realizado por la misma organización sobre los incendios de Grecia, Turquía y Chipre de este verano, donde se concluye que el cambio climático ha provocado que las condiciones de temperatura, sequedad y viento sean un 10% más probables y un 22% más intensas.
Estas conclusiones apuntan a cómo en Europa las condiciones para los incendios de alta intensidad se ven favorecidas por el cambio climático, especialmente en la región Mediterránea, donde los impactos del aumento de la crisis climática son más severos e intensos y con ello sus dramáticas consecuencias.
En este contexto, el responsable de la Campaña de Cambio Climático de Greenpeace, Pedro Zorrilla, ha lamentado que las ocho víctimas mortales, los cientos de heridos, las miles de personas afectadas directamente por los incendios, las familias que han perdido sus casas y sus medios de vida, «demuestran que el cambio climático ya está aquí y sus impactos cada vez serán más intensos».
«Además, son las personas quienes más están pagando las consecuencias del cambio climático, mientras que los principales causantes, las empresas de combustibles fósiles, siguen obteniendo beneficios obscenos y saliendo indemnes. Necesitamos urgentemente una reacción desde todas las administraciones para adaptar nuestro país y minimizar los impactos futuros para la sociedad», ha apuntado Zorrilla.
Los expertos advierten de que si no se implementan medidas urgentes de mitigación y adaptación, los próximos veranos podrían ser aún más destructivos, y no solo para la vegetación o la fauna, sino también para la seguridad y la vida de millones de personas. Las políticas de prevención, planificación urbana y gestión forestal se vuelven cruciales para reducir riesgos y proteger comunidades.
Por último, estos eventos extremos sirven como recordatorio de que el cambio climático no es un problema del futuro: sus efectos ya están aquí, y es responsabilidad colectiva exigir y aplicar soluciones que combinen ciencia, política y conciencia social para evitar que tragedias como estas se repitan con mayor frecuencia.