El camino hacia el clímax involucra algo más que el contacto físico. Implica también comunicación, vínculo emocional y atención a las necesidades del otro.
Estudios señalan que hay estrategias que pueden mejorar esta experiencia para ambos miembros de la pareja.
Investigaciones de la Universidad de Groningen, en Países Bajos, evidencian una diferencia marcada entre hombres y mujeres: el 80 % de los hombres alcanzan el clímax de manera regular durante el coito, frente al 25 % de las mujeres.
Dicha diferencia ha motivado a especialistas en sexualidad a identificar prácticas que favorezcan el placer compartido.
La excitación puede comenzar mucho antes del contacto directo. El entorno influye en la respuesta del cuerpo. Un espacio sin interrupciones, con iluminación tenue y un ambiente cómodo puede facilitar la concentración y aumentar el deseo.
Además, la expectativa previa también impacta. Un estudio publicado en The Journal of Sex Research indica que enviar mensajes con insinuaciones a lo largo del día puede elevar la excitación hasta en un 40%.
La estimulación del clítoris resulta fundamental para muchas mujeres. Este órgano contiene más de 8 mil terminaciones nerviosas, lo que lo convierte en un punto de alta sensibilidad.
Investigadores de la Universidad de Indiana recomiendan evitar la fricción excesiva y optar por una presión constante. Los movimientos deben ser adaptables: circulares, laterales o en forma de «S», siempre atentos a la respuesta de la pareja.
Durante la penetración, mantener un ritmo estable tiende a ser más eficaz que alternar constantemente. Un análisis de PLOS ONE señala que muchas mujeres se sienten más estimuladas con una velocidad media-alta combinada con cambios de profundidad que toquen el punto G.
En cuanto a los hombres, combinar movimientos lentos y profundos con otros más rápidos puede ayudar a sostener la excitación. La contracción de los músculos pélvicos, conocidos como PC, durante el acto, puede intensificar las sensaciones. También es útil hacer pausas para caricias, besos o ajustes en la posición corporal.
La combinación de estímulos puede generar sensaciones más intensas. Por ejemplo, sumar caricias clitoridianas a la penetración o incluir un juego anal suave puede amplificar el placer.
Zonas como el cuello, las orejas, los pezones o los pies también pueden contribuir. La información nerviosa que proviene de esas áreas se integra en el cerebro para generar una experiencia más completa.
Las relaciones íntimas han cambiado durante los últimos años, especialmente después de las restricciones sociales y el aumento del estrés provocado por la pandemia. Investigaciones realizadas en regiones como Israel, China, Australia y el Reino Unido muestran que entre el 40 % y el 60 % de las personas redujeron la frecuencia de sus encuentros sexuales durante ese periodo.
Frente a este panorama, la Escuela de Medicina de Harvard reunió una serie de recomendaciones que pueden servir como punto de partida para quienes buscan fortalecer su vida sexual. Estas sugerencias tienen como base el análisis de comportamientos y técnicas útiles para parejas de diferentes edades.
*Por su interés, reproducimos este artículo escrito por María Camila Salas Valencia, publicado en El Tiempo.