Más del 60% de las mujeres menopáusicas tiene sobrepeso u obesidad, condiciones que exacerban los síntomas asociados a esta etapa vital, provocando por ejemplo que el 61,5% de las mujeres con obesidad en este periodo afirme sufrir episodios de sofoco, bochorno o sudoración de intensidad moderada-alta, en comparación con el 39,4% de aquellas con normopeso que dice experimentarlos, según los resultados provisionales de un estudio elaborado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y Clínica Palacios.
El director y fundador de la Clínica Palacios, Santiago Palacios, ha destacado este miércoles en rueda de prensa que, frente a la creencia tradicional de que la mujer con más masa grasa se veía menos perjudicada por la menopausia al convertir la testosterona en estrógenos, la evidencia científica ha demostrado que estas lo pasan peor porque sufren alteraciones del centro termorregulador, del endotelio y del sistema nervioso simpático.
Durante la presentación del estudio, el vicepresidente de la Sección de asistencia privada de la SEGO, Manuel Marcos, ha hecho hincapié en el papel del ginecólogo para el diagnóstico del sobrepeso u obesidad y el inicio del debido tratamiento. «El único médico al que acuden muchas mujeres es el ginecólogo, por lo que actuamos como médicos de familia en muchos casos», ha apuntado.
Precisamente para que los profesionales de Ginecología sepan abordar la obesidad, la sección privada de la SEGO ha elaborado un documento de posicionamiento con instrucciones y recomendaciones para los especialistas en todas las etapas de la vida de la mujer, desde la fertilidad, el embarazo y la lactancia, la menopausia, y la tercera edad.
La jefa del Servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud San José, Carmen Pingarrón, ha profundizado en este documento para explicar que los ginecólogos no requieren de grandes aparatos para identificar el exceso de peso, sino que se puede recurrir a la medición del índice de masa corporal mediante el peso y la altura; la medición del perímetro de la cintura con una cinta métrica; y, para hacer un diagnóstico más preciso, la ecografía nutricional, que mide la grasa visceral.