Amores fugitivos

4 de octubre de 2024
1 minuto de lectura
Amores fugitivos. | Flickr

Tengo amigos que al amanecer hablan con sus macetas. Otros, que cuando abrazan parece que te cachean, a ver si encuentran en la palmadita algo más allá del afecto. La mayoría, han aprendido a esconder sus secretos bajo la mirada y sólo se puede descubrir en ellos el recorrido de las oscuridades.

“No vengas tarde, cariño”, me suplicaba una noviecilla que tuve en Salamanca. Esa semana yo fui puntual todos los días y ella esperaba con un vestido nuevo, como quien quiere hablar con los colores. Pero uno de esos días fui impuntual y ya no estaba. Y nunca más estuvo en las tardes sucesivas… Aprendí, entonces, que el amor huye de pronto por sus calles de escapada hasta que en una de sus revueltas encuentra nuevamente a alguien para citarse y empezar. Para ir preparando el modo de la retirada.

Se murieron allí mismo sus caricias. Llueve, sobre la piedra gastada de todos los encuentros.

pedrouve

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

El Bribón

Es de justicia reconocer que el rey Juan Carlos empleó, y sigue empleando en su vida, habilidades inimaginables

El coraje

El valor y arrojo mostrados por el pueblo en aquella España de Esquilache y Napoleón, parece que se ha difuminado

‘Cosas veredes’

A Pedro Almodóvar se le ha muerto el gato y sufre el desconsuelo de no tener a quien acariciar constantemente

La Yoli

Tengo un amigo que llama la Yoli a su mujer, no por disparatada e inculta como la original, ni por