Hoy: 23 de noviembre de 2024
Desde siempre y por convicción unitaria, en mi familia hemos sido monárquicos. Con las excepciones de limitación de todo ser humano, creo que prestan un impagable servicio de representación y una cadena de enlace para los pueblos diversos como el nuestro.
El día de la inauguración de los Juegos Olímpicos en París se ofendió al cristianismo ridiculizando en una santa cena vomitiva al Jesucristo que amamos miles de millones de seres humanos en el mundo. Todas las monarquías de Europa son cristianas, la mayoría católicas. Y todas ellas representan a pueblos masivamente creyentes. A mi parecer, y dejando atrás los estilos diplomáticos, la realeza europea debía haberse levantado y mandar a freír espárragos a un pueblo decadente que no respeta ni a los propios.
El día 25 de julio estuve en Santiago de Compostela. Una multitud incontable de peregrinos oró ante el Apóstol, patrón de España, celebró la eucaristía y comulgó devotamente en las iglesias con aforo completo. Alguien de la familia real debió estar allí en nombre de todos, rezando y pidiendo con caridad y fe las urgencias que el País reclama.
pedrouve