30 años sin Camarón: el cantaor que revolucionó el flamenco

Falleció en Barcelona el 2 de julio de 1992 a los 41 años a causa de un cáncer de pulmón

Nacido en San Fernando (Cádiz) en 1950 José Monje Cruz ya albergaba en su corazón desde muy joven una ambición renovadora: llevar el flamenco gitano a su máximo esplendor eludiendo las fórmulas tradicionales. Lo que entonces ignoraba aquel muchacho andaluz era que sus alocadas pretensiones terminarían, pasados los años, convirtiéndose en realidad. El pequeño José dio sus primeros pasos como artista a los siete años, entonando piezas flamencas en autocares y austeros locales al tiempo que trabajaba en la herrería de su padre para tratar de mantener la economía familiar.

Se cree que fue en uno de esos locales, el Venta Vargas, donde conoció al también cantaor Manolo Caracol, quien, impresionado por sus precoces dotes musicales, le animó a presentarse al Festival de Montilla y a la Feria de Sevilla. Allí fue alabado por otro profesional del cante, Antonio Mairena, cuando apenas contaba con doce años de edad.

Para entonces, ya se había granjeado el apodo de Camarón de la Isla (Camarón como un apelativo cariñoso de su tío y la Isla en referencia a San Fernando, de donde procedía) y se dedicaba a la música a jornada completa. Hacia 1967, sus servicios fueron requeridos en la taberna madrileña El Palomar, donde trabó amistad con el guitarrista Paco de Lucía.

Con él grabó Al verte las flores lloran (1969), el que sería su primer disco y un éxito rotundo. Este primer trabajo defendía los principios más puristas del cante jondo y, aunque satisfecho con el resultado, volvió a aflorar en Camarón el deseo de innovación que, años más tarde, se materializaría en su segundo álbum de estudio.

La leyenda del tiempo (1979), que así se llamaba, constituyó uno de los mejores ejemplos de la ruptura de cánones y el advenimiento de una nueva forma de hacer las cosas en el mundo del flamenco. La voz del gaditano se acompañaba de cuartetos de cuerda, baterías o instrumentos Fender, elementos nunca antes vistos en el género. Camarón bautizó su creación como “flamenco rock gitano”.

Contra todo pronóstico, el disco no tuvo la repercusión esperada y los seguidores del cantaor se dividieron entre defensores del nuevo estilo y partidarios del antiguo, encarnado en sus primeros temas. A pesar de esta escisión, miles de personas continuaban congregándose a las puertas de garitos y teatros para escuchar a su ídolo.

Después de acariciar el estrellato, Camarón se entregó al tabaco y a la cocaína, que poco a poco fueron segando su salud. En estas circunstancias salió a la luz Soy gitano (1989), su tercer álbum de estudio, que incluía la participación de Ana Belén y volvió a ocupar los primeros puestos en las listas de ventas.

En enero de 1992, el gaditano se subió a un escenario por última vez. Su incansable rutina de fumador acabó acarreándole nefastas consecuencias. En abril de 1992 fue ingresado en la clínica Mayo de Rochester de Minnesota (Estados Unidos), donde se resolvió que la oscura mancha que presentaba uno de sus pulmones era síntoma de un cáncer terminal.

En mayo de ese mismo año se publicó su último disco, Potro de rabia y miel (1992), con Paco de Lucía a la guitarra. A Camarón no le dio tiempo a saborear de nuevo la gloria. Falleció el 2 de julio de 1992 en Barcelona, dejando una esposa (Dolores Montoya), cuatro hijos (Luis, Gema, Rocío y José) y una huella indeleble en todos los amantes del cante jondo. Tenía 41 años.