Durante décadas fue la reina indiscutible del melodrama latinoamericano. Hoy, Grecia Colmenares vive alejada de los focos, pero no del cariño del público que aún la recuerda como Topacio, Rosalinda o María de Nadie. A sus 62 años, la actriz venezolana ha cambiado los sets de grabación por una vida más íntima, marcada por la devoción religiosa, la familia y su nieto recién nacido, según una información publicada en Clarín.
Con sus papeles de heroínas nobles, ingenuas y resistentes, Grecia Colmenares marcó una época en la televisión. Fue rostro de exportación: sus novelas se emitieron en más de 140 países y en decenas de idiomas. Sin embargo, cuando estaba en la cima, eligió el silencio. Nunca explicó por qué dejó de aceptar papeles, pero todo indica que optó por priorizar su vida personal, junto a su pareja de entonces, el empresario argentino Marcelo Pelegri, con quien tuvo a su único hijo, Gianfranco.
Radicada en Italia desde hace años, Colmenares emprendió nuevos caminos: colaboró con una marca de calzado, participó en realities y publicó en 2018 sus memorias Lágrimas y sonrisas, donde desvela aspectos íntimos de su historia. También se ha mostrado cada vez más cercana a su fe: en sus redes sociales es habitual verla compartir mensajes religiosos y homenajes al Papa Francisco.
Desde enero, su corazón late más fuerte por Luca Brooks, su primer nieto. Lo muestra con orgullo en Instagram, donde también comparte rutinas de ejercicio que reflejan su buena forma física. A sus seguidores —más de 170.000— les regala pequeños destellos de su nueva vida, mucho más pausada, pero igual de luminosa.