Eso pasa cuando la letra no nos deja escuchar la música. No es que hoy sea muy tranquilizante para muchas familias dejar ante el televisor a los niños solos para ver un programa simplemente musical. Tenemos que visualizarlo nosotros primero y luego dejárselo ver a nuestros hijos.
Siempre lo hemos visto con ganas de disfrutar en familia de la presentación primero y, luego, conocer la canción ganadora que nos representará en Eurovisión, y que es nuestra tarjeta de presentación para el resto de países.
Esta vez ha triunfado una canción que en muchas personas ha provocado la risa fácil, con esa mezcla de broma y sarcasmo basto buscando el escándalo, y no la música. Sabemos que la letra es la que que transmite el mensaje bueno, malo, regular o mitinero.
Esta vez, han aparecido las dos partes de la balanza, incluso las voces vacías de los mitines en campaña.
Cuando empezaron, queriendo disolver las familias tradicionales, siguieron queriendo tirar por los suelos los conceptos religiosos. Y cuando apareció como un mantra la palabra mil veces repetida “empoderamiento” sin medir el concepto, nos encontramos con ese movimiento del “soyismo” que expresó muy bien Marta Sánchez con aquella canción del año 2002 que decía: “Soy yo, hace más de veinte años”. Sin ofensas ni bajezas verbales y soeces sin esas malsonantes palabras ofensivas para muchos.
Este sinsentido lo único que pretende es poner a la mujer en un lugar donde, siendo el valor mas alto de la creación por el importante hecho de poder dar la vida, se convierta en la piedra de toque de un colectivo con una fijación casi enfermiza por su apariencia.
Cuando la verdad es que nos encontramos con una realidad que nos muestra la brillantez de esas mujeres con unas mentes casi prodigiosas en muchos casos y esa sensibilidad atribuida más a ellas, que a los hombres y que luchan por poseer una formación, para ese futuro, al que llegarán.
Este año tenemos ya la canción. No pretendo valorar a la cantante, ni la puesta en escena, pero Europa es muy diferente gracias a los distintos países que la componen. Muchos de los que nos movemos en esa carrera musical tan larga y de dedicación plena, nos hacemos esa pregunta: “¿Dónde están los entendidos en el mundo de la música, auténticos profesionales, con años de estudios?” Ellos son los que tendrían que valorar primero la música y luego encajar la letra.
La puesta en escena y vestuario es para otro colectivo muy importante para dar a conocer la obra. ¿Dónde están esos profesionales?
Está visto que la música es lo de menos. Para que hablen, crear polémica es lo fundamental cuando el valor musical brilla por su ausencia. ¡No es un festival dedicado a encontrar la mejor canción! Ese no parece ser el concepto para algunos países.
Tenemos unos magníficos intérpretes con voces buenísimas, con un don que, añadido a su voz y mucho estudio, son capaces de potenciar el aire que pasa por la laringe para hacer vibrar las cuerdas vocales. Son muchos años de dedicación para lograr ese dominio tan brillante y digno de admiración y a los que les debemos respeto, por su profesionalidad.
Estos festivales no les representan en absoluto y más con esas valoraciones de unos jurados dignos de revisión exhaustiva de conocimientos musicales. En estos festivales los echamos de menos. Alguna vez sonó la flauta por casualidad y han quedado en nuestro recuerdo por buenos, pero este año no parece que sea el caso… aunque nunca se sabe.
Recordemos el año del Chikilicuatre en el año 2008. Un actor catalán que hizo un gracioso chascarrillo para enseñar donde se encontraba Cataluña. Lo aprendió Europa entera, y nos presentaron con la guitarrita de juguete, haciendo mofa de un signo muy representativo de España.
Era el año 2008 hacía tiempo que existía, que siempre ha existido la puñalada trapera. Quedó en el puesto 18 de un total de 26 participantes. Pero se habló mucho de su aparición como un espectáculo que produjo hilaridad y descontento a muchos. Es como… “Hablan mal de mí, no me preocupa, lo importante es que hablen”. Esta frase la emplean los medios que manejan los mediocres, los que no quieren aprender y los potencialmente nulos en valores.
La música estudiada como carrera con autentica vocación es el punto de apoyo para múltiples conocimientos y como complemento cultural.
Respetemos esos valores, tanto como la literatura, la pintura, las artes escénicas; y lo mas importante, incrementemos la enseñanza con esos valores primordiales para el ser humano. Si la tendencia es seguir como hasta ahora, no pasaremos de ser un país lleno de gente mediocre. Tenemos que crecer mentalmente para poder brillar.