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Y pusieron los ventiladores en marcha

Hemiciclo durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados. | Fuente: Europa Press.

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Los ventiladores ahora están funcionando con toda su potencia expulsando con su aire los hechos, palabras y muchos papeles, demasiados impregnados de rencor de unos contra otros a diestro y siniestro.

Que vergüenza da ver a alguno de estos que nombraron parlamentarios, mientras nosotros, el pueblo soberano, los sufrimos en silencio, pero con eco, pues las tertulias en los hogares y lugares de reunión son constantes y suelen llegar siempre a la misma conclusión de desconcierto, recelo, malestar y desconfianza. Esto no era lo que queríamos y nos sentimos engañados una vez más.

Mientras nosotros, los peones, que les facilitamos ese lugar preferente que ocupan, vemos cómo se tiran la basura que tenían guardada los muy astutos a buen recaudo, y que ahora sueltan con la ayuda del aire de los ventiladores por todas las ciudades y pueblos. Esa suciedad que expulsan impregnando España de un ‘pestilente’ y repugnante olor a fracaso y mentiras, lanzando falsos conceptos para poder medrar sin reparo alguno, y que ya a estas alturas son difíciles de creer.

Muchos nos sentimos tan frustrados por haber consentido semejantes tropelías que no nos sentimos libres para expresamos con total claridad y libertad y muchos nos preguntamos: “¿Dónde quedó la antigua normalidad democrática?”.

Notamos la falta de esas exposiciones dialécticas brillantes de otro tiempo en aquel hemiciclo, con tanta gente preparada, educada con respeto y maneras de saber estar.

Les pierden las formas y la verborrea indecente en demasiados casos. Sobra la sorna y esa sonrisa socarrona de los que se creen importantes por encima de todo y de todos.

¿Esos nos representan? La verdad es que en demasiadas ocasiones nos hacen sentir vergüenza ajena al ser representados por algunos. Pero a esos no les importa nada ni nadie, solo se importan ellos mismos, ya tienen su vida resuelta, caiga quien caiga.

¿Por qué juegan tan sucio y se comportan como trileros en el viejo Oeste matando a sus contrincantes?

¿No existe autoridad alguna que pueda parar semejante barbaridad en público?

Dicen que venía de lejos, que se estaba gestando hace tiempo y que ahora nos explota en la cara. ¿No vieron venir semejante escándalo?

Guardar a buen recaudo secretos de sus contrincantes y lanzarlos en el momento oportuno contra ellos para estar servidos facilitándoles el mejor juego en una vergonzosa timba.

Por desgracia para todos nosotros, sus peones, vemos cómo los que emplean mejor su astucia por haber sido jugadores en toda clase de trueques y timbas en diferentes países y extraños lugares, demasiados oscuros, para los que nos sentimos más seguros atraídos por la luz.

Esos son los que al final tendrán que batirse en duelo cara a cara, poniendo las cartas a la vista de la totalidad del pueblo.

Son juegos de tramposos, y tienen un nombre: JUEGO SUCIO.

No dejéis que gane ese pistolero muy diestro en esos duelos, nos dominará a todo el pueblo y luego, sonriendo erguido y lleno de soberbia, nos dará la espalda.

Después, todo ese pueblo cobarde, mirando al cielo rogará casi con desesperación, y llenos de frustración, inseguridad y miedo, preguntándose… ¿Cómo hemos podido consentirlo?

No nos dimos cuenta que las cartas estaban marcadas.

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