En la comisión de investigación del Congreso de los Diputados, el comisario ha asegurado que el CNI urdió dicho plan durante el mandato de Félix Sanz Roldán
Este miércoles, en el Congreso de los Diputados el comisario jubilado José Manuel Villarejo ha afirmado que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) dirigió la ‘Operación Cataluña’. Además, ha asegurado que el cerebro de la misma fue el Gobierno de Rajoy. Sin embargo, ha negado que el objetivo se centrase en fabricar pruebas falsas contra los políticos nacionalistas, sino evitar la independencia de dicha región.
“La Operación Cataluña no se entiende sin que le pregunten ustedes al CNI”, ha dicho. “Es una de las muchas operaciones en las que en mi condición de agente de inteligencia trabajé para el Gobierno”.
Señala al exministro de Interior Jorge Fernández Díaz como el responsable de las “directrices puntuales” que recibía, aunque también despachaba con su secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, el director de la Policía, Ignacio Coixidó, o el director adjunto operativo (DAO), entonces Eugenio Pino.
Por otro lado, su intervención en el tema de Andorra fue una nota de inteligencia en la que se mencionaba a personas vinculadas al rey Juan Carlos. Esto hizo que se difundiera una información en la que se acusaba a los policías de tratar de implicar al monarca en el ‘caso Pujol’.
Defiende que ese episodio provocó que fuera detenido poco después, porque “el CNI siempre acepta un órdago”. No ha querido detallar más sobre el asunto. “Me pone su señoría en el compromiso de que me repriman, en cualquier momento me van a volver a meter en prisión si vuelvo a hablar”, ha señalado. Según él, dicho organismo de seguridad le censuraba cuando quería investigar en presuntas cuentas de dirigentes catalanes.
Como anécdota, ha confesado que votará a Pedro Sánchez en las elecciones generales. Lo considera su ídolo por haber cesado al general Félix Sanz Roldán como director del CNI. Según Villarejo, esta decisión se produjo cuando este “le vino con lo de las saunas del suegro y se lo tiró a la cara”.
Villarejo sostuvo que el CNI boicoteó su trabajo en Andorra cuando indagaba sobre cuentas de líderes independentistas, al hallar pruebas de estos fondos del monarca en el AndBank. Por este motivo, según ha declarado el comisario, el exdirector general de la Policía Ignacio Coxidó le prohibió investigar a la citada entidad, en la que, dijo, había 4.000 cuentas de secesionistas.
El Rey, el AndBank y la BPA
Una de esas cuentas estaba vinculada con el rey Juan Carlos, motivo este por el que no se investigaron. Los agentes de la llamada policía patriótica desviaron entonces la mirada hacia la Banca Privada de Andorra (BPA), donde erráticamente creían que escondían sus cuentas Jordi Pujol y Oriol Junqueras. Se trataba de frenar el independentismo. Lo dijo ayer el comisario en el Congreso. Un funcionario del Ministerio del Interior destacado en la embajada de España en el Principado amenazó al CEO de la BPA con intervenir la entidad si no le facilitaban las cuentas de Pujol y Junqueras.
Amenazó y el órdago se cumplió (hubo intervención) de las manos del Gobierno de Rajoy y de un Consejo de Gobierno de Andorra que no hizo nada por salvar a uno de los motores económicos de esa zona. Nada hizo por defender la entidad. Una jugada política hostil en la que parecía que al Gobierno andorrano, plagado de políticos en algún momento vinculados al Andbank, lejos de defender los intereses de uno de sus grandes bancos, lo dejó caer, sin fundamento alguno, para así salvar al banco amigo, el AndBank.
En la requisa de la BPA coadyuvaron las mentiras y bulos sobre la entidad lanzados por altos jefes policiales españoles a sus amigos del FBI y la CIA, que, a su vez, fustigaron al FinCen americano, organismo de control bancario de capitales, para que hiciese una nota diciendo que podía haber blanqueo de capitales en Andorra.
Sin más, y sin ninguna prueba que acreditase blanqueo, el Gobierno del Principado sirvió en bandeja a los americanos la cabeza de la BPA, sin que estos hubieran pedido nada. La BPA era entonces el banco más rentable de Europa. Hoy tiene un pasivo de 500 millones. Desde que lo gestiona el Gobierno, está en la ruina. El dinero lo tendrán que poner los ciudadanos del Principado. El actual presidente tuvo mucho que ver en esta extraña operación.