El Museo del Prado abre este martes 27 de mayo una exposición irrepetible: Paolo Veronese (1528-1588), un homenaje sin precedentes al maestro del color y la escenografía del Renacimiento veneciano. Con 103 piezas prestadas por instituciones como el Louvre, la National Gallery o los Uffizi, esta es la primera gran muestra monográfica que España dedica al pintor, y también la última del ciclo iniciado por el Prado hace más de dos décadas sobre la escuela veneciana, según una información publicada en Europa Press.
“El Prado cierra un ciclo que empezó con los Bassano y termina con una celebración a la altura de Veronese”, señaló el director del museo, Miguel Falomir, visiblemente emocionado en la rueda de prensa. Para él, Veronese no solo es uno de los artistas más técnicos y elegantes de su época, sino también uno de los más libres: “Un pintor que rompía esquemas con la naturalidad de los genios”, dijo.
La exposición se articula en seis secciones temáticas que exploran su evolución creativa, sus influencias y su audacia estética, en obras que deslumbran por sus colores imposibles y su teatralidad escénica. Como homenaje adicional, el Prado ha recreado una de sus grandes obras murales, La sala del Olimpo, ofreciendo al visitante una experiencia inmersiva poco habitual en una pinacoteca.
Entre los retos logísticos destaca el traslado de piezas monumentales como La cena en casa de Simón, de más de tres metros de alto, procedente de Turín. Pero también el rescate de sus dibujos y su presencia en los artistas contemporáneos y seguidores.
El comisario Enrico Maria dal Pozzolo recordó una de las anécdotas que mejor resumen el espíritu irreverente de Veronese: su Última cena, tan escandalosa para la Inquisición por incluir soldados, bufones y monos, que tuvo que cambiar su título. “Pero nunca su forma de pintar”, remató.
La muestra se podrá visitar hasta el 21 de septiembre. Es una cita imprescindible para quienes quieran descubrir a fondo a uno de los grandes genios olvidados del Renacimiento italiano.