Más de una vez me habré de referir a Veraluz por ser pueblo que conozco bien y en el que sucedieron, y siguen pasando, muchas cosas de mi devoción. Otras me las han contado como verdaderas, aunque bien sé yo que en la constancia de los pueblos casi todo es mentira porque guardan detrás de las puertas entornadas de las casas, un relato impreciso de cosas que le hicieron a fulano, de traiciones a mengano… que se mantienen en el tiempo como caudales a la hora de responder agravios.
Veraluz pudo llamarse Villanueva del Cetro gracias a la visita que hizo al pueblo en 1927 el rey Alfonso XIII. Como es costumbre ante el real personaje, el alcalde de Veraluz le cedió al monarca la vara de mando que el rey prometió devolverle cuando en los reales sitios la adornasen con empuñadura de plata y cincelados blasones. Pero como al rey se le olvidara la promesa, continuó llamándose Veraluz, nombre salido de los labios de Isabel la Católica, que pernoctó en él camino de Granada y, viendo que allí la tarde no se iba, dijo que al pueblo le asistía “una luz verdadera”.
Es un pueblo interesante. En Veraluz pasa de todo. Ya lo veréis.