A veces, los comentarios a los buenos articulistas son tan sabrosos como lo referido. Leí ayer uno que define, envuelve y sintetiza en seis palabras , a mi parecer, la realidad española: “Nos hundimos y no hay flotadores”… para algunos sí, incluso tendrán yates anclados en los mejores puertos porque, en esta España nuestra, no sólo importa elegir con quien se vive, sino con quien se puede huir, llegado el caso.
El Presidente de la Generalidad Catalana, que debiera ser invitado para contar chistes en la feria de Sevilla, pontifica que está dispuesto a que los infantes de parvulario y algo más aprendan las magias, travesuras, enredos y suspicacias de “la sexualidad completa”. Me lo puedo imaginar de profesor con la pizarra en la mano.
Una señora con su oposición de música ganada, no le dan en Galicia el puesto que le corresponde porque no habla gallego y ya se sabe que Mozart no puede ser interpretado sin pasar antes por las Follas Novas de Rosalía de Castro.
Ya digo, vivir en España sin estos trascendentes argumentarios sería una temeridad… Lo malo es que, para la mayoría, no hay flotadores.