La investigación ha consistido en analizar cuáles son las fuentes de información de los más jóvenes, a excepción del móvil e Internet
Hoy en día, permanecer alejados del móvil y de las nuevas tecnologías parece ser una tarea difícil, sobre todo para los más jóvenes. Según el informe anual del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 89,7% cuenta ya con un ordenador, un 92,9% navega de forma habitual, y un 66% tiene un teléfono móvil.
En este sentido, pasar una semana sin móvil o cualquier otro dispositivo que tenga acceso a Internet puede convertirse en una verdadera odisea para cualquier joven de hoy. Así lo han demostrado 92 jóvenes españoles de 15 a 24 años que se han sometido a un “experimento”, realizado por la Universidad de Málaga en un proyecto de investigación con la Universidad Complutense, la Universidad Miguel Hernández y varios socios internacionales.
Objetivo
El objetivo principal de la investigación ha sido analizar los hábitos de consumo de noticias de los jóvenes de hoy. Es decir, analizar cuáles son sus fuentes para informarse y formar su agenda de noticias sin tener el móvil como opción de consulta durante una semana.
Esto se ha hecho teniendo en cuenta la dependencia de estos jóvenes hacia sus teléfonos móviles. Asimismo, un estudio elaborado por el Instituto de Reuters compartió un estudio similar donde justificaba que el 39% del total de los jóvenes entre 15 a 24 años utiliza las redes sociales como principal fuente de información y noticias.
Metodología
La metodología para llevar a cabo la investigación ha consistido en tomar como referencia un periodo de tiempo de tres semanas y varios cuestionarios semanales. La primera semana consistió en estudiar el comportamiento de los participantes con el móvil en su día a día, la segunda sin él y la tercera ya recuperando el consumo del dispositivo habitual.
Durante la primera semana de normalidad de estos jóvenes, se comprobó que el tiempo medio de utilización del teléfono era de cinco horas diarias. De estas cinco, cuatro estaban dedicadas exclusivamente a redes sociales, entre ellas Whatsapp, Instagram y TikTok como las más utilizadas. Esta última era el único canal informativo para los jóvenes.
La segunda semana fue “la más complicada para ellos”, ya sin teléfono móvil. Aquí los jóvenes tenían que escribir sus sensaciones en un diario y la mayoría fueron negativas. Finalmente, en la tercera semana, los participantes recuperaron su teléfono móvil y pudieron utilizarlo sin restricción. Aquí se encuentra el quiz de la cuestión de la investigación, es decir, se pudo comprobar si había aumentado o disminuido el tiempo de uso y, especialmente, el consumo de información y entretenimiento.
Efectos
Inseguridad, ansiedad, incomodidad y dependencia son algunas de las sensaciones que tuvieron los jóvenes del experimento tras esta desconexión del teléfono móvil durante una semana. “Ha sido peor que intentar dejar de fumar” o “No poder comunicarme con mis amigos, me agobia”, han sido algunas de las declaraciones que dieron los jóvenes tras la experiencia.
No obstante, la mayoría logró reconocer su dependencia hacia el teléfono y el protagonismo excesivo que este había adquirido en su día a día. “He conseguido leerme un libro completo. Hace seis años que no lo hacía”, contaba un participante. “He visto una serie con mis padres sin distracción y lo he disfrutado”, señalaba otro.
El punto importante de la investigación se centraba en los hábitos de consumo de noticias sin teléfono móvil. En este sentido, casi todos aseguraron sentirse desinformados sin el móvil. La mayoría opina que informarse a través de otros canales como el periódico impreso es “inútil”, ya que Internet es mucho más efectivo y actualizado, con noticias de última hora.
La investigación ha constatado que los jóvenes han vuelto a unos niveles muy similares de consumo en torno a las cinco horas, como antes del experimento. También se ha podido observar que las fuentes de información de los jóvenes siguen siendo las redes sociales y los medios digitales. En este sentido, la televisión, la radio o los periódicos impresos resultan prácticamente casi inservibles para esta generación.