Ucrania ha ejecutado una nueva operación encubierta contra el puente de Kerch, pieza estratégica que une Crimea con Rusia. En esta acción, confirmada este martes por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), se detonaron 1.100 kilos de explosivos colocados bajo el agua, impactando directamente en los cimientos del puente sin provocar víctimas civiles, según una información publicada en El Litoral.
Este ataque marca la tercera ofensiva ucraniana contra el puente desde el inicio de la guerra, considerado por Kiev como un blanco legítimo tras la anexión rusa de Crimea en 2014. El puente, inaugurado en 2018, es esencial para abastecer a las tropas rusas desplegadas en el sur de Ucrania. La operación, llevada a cabo a las 04:44 hora local, fue supervisada personalmente por el jefe del SBU, Vasil Maliuk.
Aunque las autoridades rusas han suspendido temporalmente el tráfico por carretera en el puente, todavía no han confirmado oficialmente el alcance de los daños. Este ataque coincide con recientes operaciones de drones ucranianos que han dejado al menos 12 aviones rusos fuera de combate, demostrando una creciente presión sobre la infraestructura militar de Moscú.
El uso de tecnología submarina en esta misión evidencia un avance táctico significativo por parte de Ucrania. Especialistas en defensa destacan que estas operaciones combinan sigilo, inteligencia y una alta capacidad de coordinación, elevando el nivel del conflicto más allá de los frentes convencionales.
Mientras las negociaciones de paz siguen estancadas, Ucrania apuesta por debilitar la logística rusa en Crimea como forma de presión militar y política. Cada golpe estratégico apunta no solo a afectar las capacidades de Moscú, sino a mantener viva la resistencia ucraniana incluso en territorios ocupados.