Hoy: 20 de noviembre de 2024
No hay nada mejor que saborear una copa de vino, pero, ¿qué ocurre cuando no terminas la botella? A menudo, durante la cena, se oxida y pierde su sabor en cuestión de horas. Sin embargo, existen métodos simples y caseros que te ayudarán a eliminar el aire del vino y a conservarlo fresco durante al menos dos días, manteniendo intacto su aroma y su gusto.
Al abrir una botella de vino, el oxígeno empieza a interactuar con el líquido. Este proceso, denominado oxidación, provoca que el vino pierda su frescura y desarrolle sabores amargos. A las pocas horas, el vino ya no tiene el mismo sabor, y en uno o dos días, se convierte en una sombra de lo que era. La clave para que tu vino perdure más tiempo radica en evitar su contacto con el oxígeno.
Si has bebido solo una parte de la botella y quieres preservar el resto, un método sencillo consiste en trasladar el vino a una botella de plástico más pequeña, preferiblemente de un tamaño que se ajuste al volumen que queda. De esta forma, reduces el espacio vacío y, por ende, la cantidad de aire que entra en contacto con el vino.
Coloca una cucharilla de acero inoxidable en el cuello de la botella. Este pequeño truco ayuda a mantener la temperatura fresca del vino y previene que el oxígeno acelere la oxidación. No es un método infalible, pero puede ofrecer unas horas más de frescura.
Las bombas de vacío profesionales pueden ser bastante costosas, pero puedes improvisar una con una jeringa grande. Inserta un corcho de goma en la botella y utiliza la jeringa para extraer el aire. Con unos pocos movimientos, habrás eliminado suficiente aire para extender la vida de tu vino. Si tienes una bolsa de vacío en casa (de las que se utilizan para almacenar ropa o alimentos), ¡también puedes emplearla! Coloca la botella dentro de la bolsa, sella el borde y usa la bomba para extraer el aire. Este truco impedirá que el vino se oxide durante mucho más tiempo.
Si no cuentas con una botella más pequeña o una jeringa, prueba con film plástico transparente. Coloca un trozo de film sobre el cuello de la botella y asegúralo con una goma elástica. La idea es crear una barrera que limite la entrada de aire en la botella.
Si deseas que el vino se conserve más, guárdalo en la nevera, incluso si es vino tinto. Para mejorar aún más el resultado, coloca el vino en una botella de agua limpia (preferiblemente de cristal). Esto reduce el aire dentro de la botella y mantiene el vino en mejores condiciones.
La clave de estos métodos radica en minimizar la exposición del vino al oxígeno. Al disminuir la cantidad de aire en la botella, evitas que el proceso de oxidación avance rápidamente, permitiéndote disfrutar del vino durante al menos 2 días más. El uso de una bomba de vacío o una botella más pequeña son los métodos más eficaces, ya que realmente reducen el contacto del vino con el aire. Sin embargo, los otros trucos también pueden ser útiles, especialmente si solo necesitas conservarlo por un breve período.
Los vinos tintos tienden a conservarse durante más tiempo una vez abiertos en comparación con los blancos, gracias a sus taninos y estructura. No obstante, puedes aplicar estos trucos a cualquier tipo de vino que desees preservar, incluidos los espumosos. Para vinos espumosos, como el cava o el champán, puedes utilizar un tapón diseñado específicamente para este tipo de vino o incluso una cuchara metálica en el cuello de la botella para ayudar a mantener las burbujas por más tiempo.