Lejos de mostrarse como un pelícano piadoso, el señor Presidente del Constitucional aparece como un pájaro herido que no sabe, ni puede, mirar de frente. En tertulia de amigos se lo han imaginado dulcificando sus argumentos al oído de las damas de su cuerda. Alguna de ellas tiene el tupé soliviantado, como Trump, en promesa de subir los aranceles.
Todo lo que no es ni está ni se le espera en la Constitución, puede ser, estarlo y aparecer cuando convenga… sería una síntesis atrevida de la “legitimidad” que sostiene la amnistía en la deliberación arbitraria de tan alto Tribunal.
Nos duele profundamente el desprestigio en que está cayendo la justicia: muchos ya creen que, según las manos en que puedan caer nuestros posibles delitos, habrá respuestas “progresistas” o “conservadoras”… como para salir corriendo, pero ¿adónde?
Pedro Villarejo