Salvar la risa

23 de diciembre de 2024
1 minuto de lectura
Risas. | Flickr

Estoy perfectamente de acuerdo con el prestigioso psiquiatra García Campayo cuando afirma que algunas personas nunca se ríen porque están en lucha interminable con la vida. Yo añadiría, además, que en esa lucha, dan la batalla por perdida.

Las risas espontáneas, siempre que no sean estentóreas, son contagiosamente deliciosas porque nacen de una guerra ganada contra la indiferencia, que nunca debiera ser ajena a los que estamos comprometidos con vivir, regalando el favor de una presencia. Hay otras risas forzadas o de circunstancias, que se hielan en los labios como se congelan los fracasos en el alma; nacen ya muertas en los vientres del desencanto. Se descubren en seguida y poco se agradecen.

El Presidente de la Generalidad de Cataluña no está dispuesto, ni echando mano de su nombre, a salvar la risa. Sería más adecuado para él representar a una funeraria de prestigio, amortajar a los que ya no necesitan de sonrisas u ordenarse cura de cementerio que, de tanto mirar a los cipreses, se convierten ellos también en surtidores de sombra más que de sueño… Y, sin embargo, a pesar de esa cara, hay que ver este señor lo que consigue.

pedrouve

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Eco del siglo XX ante la rebelión del XXI: cómo perdió Sheinbaum la narrativa ante la violencia

Quizá en el gobierno deberían acusar recibo que desacreditar no apaga la rabia, la organiza. Y está por verse si…
¡Han aprobado mi currículo!

¡Han aprobado mi currículo!

Me llaman para decirme que me puedo incorporar a mi nuevo trabajo pero... llevo años jubilado…

Gritar o desahogarse podría no ayudar a reducir la ira como se cree

Repensar la idea de que desahogarse calma la ira nos invita a cuestionar hábitos y creencias sociales, incluso aquellas asociadas…

El alma de los incapaces

Cada realidad tiene su alma. Por eso dedico mi Duende de hoy a los incapaces, sobre todo a los que…