Hoy: 23 de noviembre de 2024
La Consejería de Salud recuerda que el verano es la época del año en la que la radiación solar ultravioleta alcanza sus niveles más altos, lo que incrementa significativamente el riesgo de daños en la piel y los ojos debido a la exposición prolongada y sin protección adecuada, según informaron fuentes de la Comunidad en una nota de prensa.
La protección de los más pequeños frente a los efectos de la radiación solar es extremadamente importante; de hecho, los niños menores de un año nunca deben exponerse directamente al sol.
La exposición durante la infancia aumenta el riesgo de sufrir posteriormente un cáncer de piel y puede ocasionar daños oculares graves, por lo que es esencial protegerlos a estas edades con un factor de protección mayor de 30.
La mayor parte de la exposición a la radiación ultravioleta sucede antes de los 18 años, lo que hace necesario adoptar medidas protectoras para la salud de la piel y los ojos en los menores.
Hay que destacar que la exposición al sol aumenta el riesgo de cáncer de piel, acelera el envejecimiento de esta y produce daños oculares. La evidencia muestra que un corto periodo de exposición intensa, tal como el baño de sol, se asocia con un aumento de dos veces en el riesgo de melanoma.
“Se estima que los problemas oculares aumentan hasta un 25 por ciento durante estos meses”, ha subrayado el director general de Salud Pública y Adicciones, José Jesús Guillén, “por lo que se recomienda en la época estival proteger los ojos con gafas de sol con diseño envolvente o con paneles laterales”.
Una de las recomendaciones es evitar la exposición durante las horas centrales del día y buscar espacios de sombra durante los periodos de máxima radiación.
Además, es adecuado el uso de prendas de protección, como los sombreros de ala ancha, que protegen los ojos, la cara y el cuello, y utilizar crema de protección solar de amplio espectro con un factor de protección solar alto, en abundancia y cuantas veces sea necesario.
Asimismo, el consumo de determinados medicamentos, así como el uso de perfumes y desodorantes, puede sensibilizar la piel y ocasionar quemaduras al exponerse al sol.
Guillén ha explicado que existen mitos alrededor de la exposición al sol que son completamente erróneos, “como que el bronceado es saludable, cuando en realidad es una forma de defensa del organismo contra daños adicionales por la radiación UV“.
“Además, el bronceado no protege del sol, ya que un color de piel intenso en personas de piel clara sólo ofrece una protección escasa, equivalente a un factor de protección de alrededor de 4”, ha apuntado el responsable de Salud Pública. También es erróneo considerar que en días nubosos la piel no se quema.
Hasta el 80% de la radiación ultravioleta solar puede atravesar una nubosidad poco densa. La neblina de la atmósfera es incluso capaz de aumentar la exposición a la radiación.
Las cremas de protección solar no deben utilizarse para aumentar el tiempo de exposición al sol, sino para acrecentar la protección cuando la exposición es inevitable. La protección que proporcionan depende en gran medida de si se aplican correctamente.