Sabor a ti

9 de julio de 2025
1 minuto de lectura
Sabor a ti
Reliquia de la mano de Santa Teresa. /FI

La corrupción, salvo milagros o aditivos protectores, es consecuencia de la materia orgánica. Los cuerpos se corrompen, como las voluntades, igual que las ideas, parecidamente como le sucede a las instituciones

Agradezco, aunque sin mucho fundamento, que una prestigiosa periodista de El Mundo se haya referido a mí como especialista en temas teresianos, argumentando la incorruptibilidad de la mano de la Santa, que Franco recuperó, no se sabe bien cómo, gracias a un miliciano que pudo defenderla de las tropelías. En lo aparente, a Franco no le fue con la mano nada mal, quizá por eso nunca quiso desprenderse de ella y, a su muerte, a duras penas la devolvieron.

La corrupción, salvo milagros o aditivos protectores, es consecuencia de la materia orgánica. Los cuerpos se corrompen, como las voluntades, igual que las ideas, parecidamente como le sucede a las instituciones. Pero llega un momento de lucidez personal o colectiva que no permite dentro el olor corrompido y se busca, desesperadamente, el modo de  espantarlo.

El más excelente remedio para alejarnos del asco a la podredumbre lo creó Jesucristo que, conociendo al ser humano como nadie, instituyó el Sacramento de  la Reconciliación, para reconocer el daño y renovar, desde la inocencia, la vida… Lo demás, son ilusiones falsas que siguen oliendo mal, enmiendas increíbles que ya no engañan a nadie. Lo dicho: un buen confesor y a casita. A descansar.

No olvides...

Noche oscura

Había muchas noches que en Veraluz resplandecía la oscuridad.…
La farmacéutica

La farmacéutica

Los niños, aprovechando la oscuridad, se llevaron gominolas de la farmacia de doña Concha ante los gritos aflautados de la…