“En Derecho no vale la intuición, solo las certezas, y nunca la improvisación ‘rufiabufonesca'”. A continuación, el audio de Rufián
Gabriel Rufián, el portavoz de ERC cuyo único mérito es soltar bufonadas circenses en el Congreso en busca de risas amigas, ha sido, como no, el primer político secesionista en fijar la mira del cañón contra un juez de los que llama Lawfare. Según él, los ideologizados.
Le ha disparado al magistrado Manuel García Castellón; sí, el mismísimo Rufián, ese charnego- descastado-andaluz que cuando le hablan de Derecho Penal, Procesal o Civil, o del significado de la acumulación de indicios, sucumbe a la sensación galáctica de la nadería. No tiene ni idea de Derecho. Su mente vislumbra sueños turbios que emanan de sus propias conspiraciones nocturnas. Le obsesionan sus propios ogros. Ese es su turbador amanecer.
Para Rufián, las acciones judiciales contra sus enemigos (el PP y Vox) siempre se quedan cortas, muy cortas; y largas, muy largas, las que atañen a él o a su gente. Así interpreta. “Todo esto es una guerra judicial y negarlo sería como negar que el sol sale y se oculta para todos cada día”, aventuró Rufián en plan mesías.
La breve estancia en prisión de sus colegas del procés (con penas de hasta 11 años de cárcel) es una vergüenza jurídica. Pedro Sánchez se los llevó en un furgón a Cataluña para que los jefes de los funcionarios de las prisiones catalanas, que dependen de los del furgón, les mimasen y los soltarán en un santiamén. Una brutal patada a la igualdad. Pero de esto, en cambio, no tiene nada que decir Rufián.
Tampoco dice nada, aunque lo sabe, de cómo se gestó la composición que derivó en el actual Tribunal Constitucional, el que tendrá que blanquear la farfolla que le generen las ansias de poder de Sánchez y el prófugo Puigdemont, redactor, sí, el escribiente, de su propia amnistía, y la de sus compinches. Yo me lo cocino y yo me lo como.
Aún así, no tiene empacho Rufián en señalar, sí, apuntar, al juez García Castellón como integrante del Lawfare de sus ogros nocturno. Para él sí es lícito darle un zapatazo a la Constitución para que sus amiguitos del procés, unos delincuentes, sean rehabilitados para presentarse a las elecciones catalanas mediante una amnistía que todos los expertos en derecho (excluidos los adláteres de Sánchez y Puigdemont) califican de ilegal. Los disturbios de Barcelona no son delito en su turbada mente.
No es fácil Lidiar con los sumarios previsiblemente más voluminosos y complejos que se han tramitado o tramitan aún en el juzgado de García Castellón. Ha podido cometer alguna equivocación, pero a alguien que cobra de las arcas públicas lo mínimo que se le debe exigir es que limpie su mente de prejuicios y se informe adecuadamente del contenido de las causas antes de decir una ocurrencia. En Derecho no vale la intuición, solo las certezas, y nunca la improvisación rufiabufonesca.