Hay muchos convencidos de que la liberación de Sántos Cerdán, tras varios meses de cárcel provisional, es un milagro de Franco, quien también soñó con “un nuevo florecer de España”. Ya se sabe que el proceso hasta la canonización de una persona comienza con el señalamiento de Venerable, Beato más tarde hasta que la Santa Iglesia lo reconoce como Santo con derecho a altar y culto. Para esa escalera de identificación es preciso que la persona distinguida haga milagros, supervisados por escépticos y analistas. Llegan a Doctores los que nos legaron una sabiduría incuestionable, que muy pocos alcanzan.
Bueno, pues según vamos viendo el primer milagro del Generalísimo tiene lugar el 19, día en que muchos aseguran nos dejó abandonados para siempre. Como en el Gobierno todos son “presuntos” y hay muchísimos, yo le pediría al Caudillo que se aplicara en su intercesión hasta que el milagro se extendiera para todos los ingractores: él se vería por fin reivindicado y, a hombros del Presidente, volvería de nuevo a Cuelgamuros, donde está haciendo mucha falta.
Francisco Franco, ruega por nosotros.
Pedro Villarejo