Durante la pasada Semana Santa, Richard Gere, de 75 años, y Alejandra Silva, de 41, cambiaron la tranquilidad de su residencia en Madrid por una escapada muy especial a la costa del Pacífico mexicano. El matrimonio, que pasa buena parte del año en España junto a sus hijos, eligió Costalegre, en el estado de Jalisco, como destino para combinar descanso familiar con su compromiso activo por el medioambiente y las comunidades locales.
Allí, en una exclusiva villa ubicada dentro del complejo ecológico de lujo Xana, ambos disfrutaron de unos días en plena naturaleza. Este enclave sostenible, que fusiona diseño vanguardista y respeto por los ecosistemas, también sirvió como base para que la pareja supervisara el trabajo de la Fundación Sierra a Mar, una organización fundada por ellos con el objetivo de conservar y restaurar la biodiversidad de la zona.
Alejandra Silva, muy activa en redes sociales, compartió algunos momentos de la visita junto a su familia y explicó la razón de su viaje. “Como fundadora y miembro del Board de la Fundación Sierra a Mar, he venido a México para hacer seguimiento, conocer y agradecer a los verdaderos protagonistas: las comunidades que, con su trabajo diario, protegen y restauran nuestros ecosistemas”, escribió.
Durante su estancia, visitaron lugares clave como Bahía de Chamela y Chalacatepec, donde la fundación impulsa proyectos de conservación. En Chamela, acompañaron a una cooperativa pesquera en la creación de un refugio marino comunitario, fundamental para lograr una pesca sostenible. En Chalacatepec, participaron en los esfuerzos de recuperación de la laguna, un ecosistema que ha comenzado a regenerarse gracias a la colaboración con los pescadores locales.
“Estas historias nos recuerdan que conservar la naturaleza es una causa colectiva. Cada acción cuenta, y la conciencia es el primer paso para el cambio”, subrayó Alejandra, animando a sus seguidores a sumarse a la causa mediante su apoyo y difusión.
El lazo de Gere y Silva con México va más allá del placer estético o la escapada ocasional. En los últimos años, ambos han destinado tiempo y recursos al desarrollo de proyectos como Xala, un concepto de lujo ecológico que redefine el equilibrio entre bienestar y sostenibilidad. Este santuario costero de 1.200 hectáreas incluye ocho kilómetros de playa, cultivos de mango orgánico y una arquitectura diseñada para integrarse de forma armónica con el entorno.
En este rincón donde “la naturaleza, la aventura y la humanidad coexisten en armonía”, como lo describen, la pareja ha encontrado no solo un espacio para descansar, sino una misión compartida que une su vida personal con su compromiso ambiental.
*Información de ¡HOLA!