La cocina mexicana es una de la más conocida y codiciadas del mundo. Disfrutar un rico taco, burrito o quesadilla siempre es una delicia. La gastronomía azteca asume el 30% del dinero del extranjero que visita este estado norteamericano, según datos del Ministerio de Turismo.
Posiblemente, lo que no es tan conocido son los ingredientes naturales que nutren y componen los ricos platos mexicanos. Uno de ellos es el chile, ese pimiento con toque picante que se erige en indiscutiblemente protagonista de la gastronomía metonímica.
El chile es el ingrediente estrella de una gran cantidad de salsas, tanto mexicanas como foráneas. Pero no vale cualquier chile. El que elabora Tajín, una marca familiar «centrada en la persona», se lleva la palma.
El presidente de Tajín es Horacio Fernández, un egresado de la Universidad de Harvard. Ha levantado alrededor de 24 empresas en su trayectoria como hombre de negocios. Su objetivo, reunir a la familia a través de su espectacular sabor.
Una delicia que surge de la mezcla de limón deshidratado, sal y chile seco. Ahí reside su magia culinaria, la preferida del paladar. No es una receta secreta, pero en las manos de Tajín todo sabe diferente y difícil de igualar. «No lo decimos nosotros, lo proclaman millones de consumidores desde 1985», aseguran fuentes cercanas a la compañía, de las más prósperas de México.
Fernández, su mentor, destaca que Tajín no se ha convertido en una referencia internacional «de la noche a la mañana». Todo ha sido «a base de mucho esfuerzo, y poco a poco».
En la actualidad, esta empresa azteca, de talla internacional, tiene presencia en más de 30 países. Y es una marca líder en México y Estados Unidos.