Un equipo liderado por el profesor Jason Chin, compuesto por investigadores de las universidades de Oxford, Kent, Cambridge, Manchester y Londres, han dado los primeros pasos hacia la utilización de síntesis genómica. Una iniciativa que permite crear grandes secuencias de ADN, según informa El Impulso.
Entre sus aplicaciones se encontrarían el desarrollo de terapias celulares avanzadas, la creación de tejidos resistentes a virus y mejoras en la seguridad alimentaria, a través de cultivos adaptados a cambio climático.
Su objetivo, a corto plazo, es sintetizar un cromosoma humano en los próximos 5-10 años. La meta final es la construcción de un genoma humano completo, podría llevar muchos años. Chin explica que esta tecnología:
«Transformaría profundamente nuestra comprensión de la biología del genoma y abriría nuevos horizontes en biotecnología y medicina»
El proyecto cuenta con una financiación inicial de 13.750 millones de dólares, de la mano de la prestigiosa fundación Wellcome Trust.
No obstante, existe el programa ‘Care-full Synthesis’, dirigido por la profesora Joy Zhang de la Universidad de Kent, que está evaluando los impactos legales y socioculturales de la genómica sintética. Este estudio busca garantizar que los avances científicos beneficien a diversas comunidades en todo el mundo de manera equitativa.
Según Zhang, esta investigación, que incluye estudios en Europa, Asia-Pacífico, África y América, sentará las bases para un marco científico inclusivo y responsable. Con este programa, el equipo busca:
«Un paradigma que explore todo el potencial de sintetizar con cuidado las posibilidades técnicas y las diversas perspectivas socioéticas»
Esta tecnología todavía genera controversia. Algunos críticos expresan su preocupación ante la síntesis genómica, ya que podría ser utilizada por científicos sin ética para crear «humanos mejorados» o genéticamente modificados.
Asimismo, Pat Thomas, el director de Beyond GM, una organización británica sin fines de lucro enfocada en la educación sobre alimentos modificados genéticamente, advierte:
«Nos gusta pensar que todos los científicos están allí para hacer el bien, pero la ciencia puede reutilizarse para hacer daño y para la guerra»