Rafael Fraguas: «La desvertebración de Europa es uno de los efectos más relevantes de la guerra de Ucrania»

26 de octubre de 2023
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Rafael Fraguas: “Se podría crear un nuevo eje hegemónico en Europa en torno a una Gran Polonia con Ucrania, que sería la vanguardia de la OTAN. Pero Alemania no toleraría tener una potencia en su retaguardia”.
Periodista Rafael Fraguas. | IE

“Se podría crear un nuevo eje hegemónico en Europa en torno a una Gran Polonia con Ucrania, que sería la vanguardia de la OTAN. Pero Alemania no toleraría tener una potencia en su retaguardia”

Rafael Fraguas de Pablo, periodista, doctor en sociología y escritor, fue uno de los fundadores de El País, donde ejerció representación sindical en su Comité de Empresa. Fue un significado dirigente estudiantil y estuvo a punto de que le truncaran su carrera académica y profesional por ello. No lo consiguieron porque es de los que con ese carácter afable e indomable de Marcelino, no sólo no se doblega sino que sigue avanzando con una sonrisa, media docena de chistes en la recámara y la mano tendida por la vida.

Fue corresponsal en África y en Oriente Medio desde donde nos narró sus conflictos políticos y sus guerras. Es un maestro en el tablero de la geopolítica y sabe que cada movimiento que hace una pieza va reconfigurando la partida y condiciona al resto.

Todos juegan para ganar, sacrificando piezas para conseguir su objetivo. Pero frente al mundo de las hegemonías, y de los peones que sacrifican para defender al rey, Rafael defiende que la humanidad sólo se salvará por la vía de la cooperación, de la solidaridad y de la igualdad. Y trabaja en ello de la forma que mejor puede hacerlo: escribiendo artículos y libros de Oriente Medio, de espionaje o de los secretos de Madrid. También lo hace colaborando con Mundo Obrero. Sabe que la comunicación es política, y él es un Prometeo de las palabras para explicar lo que se mueve en la tramoyas del escenario del mundo, y lo hace para que podamos entender lo que pasa y podamos participar en la sociedad como ciudadanos informados y formados. Lo hace magistralmente, de forma didáctica y con visión de clase.

«Este debilitamiento de Europa, inducido por los anglosajones, tiene su causa fundamental en una desideologización de los regímenes políticos europeos que han eliminado las políticas sociales»

La guerra en Ucrania

Gema Delgado: Ucrania. ¿En qué escenario estamos y cómo se está reconfigurando el mapa de Europa con esta guerra?

Rafael Fraguas: Entre los efectos de la guerra de Ucrania el más relevante, en mi opinión, es la desvertebración de Europa; no por la guerra en sí, porque Europa ha aguantado otras guerras sin dividirse, sino por la intensidad de la inducción anglosajona para el descoyuntamiento de Europa, de la Europa que hemos conocido desde las últimas décadas. Es decir, hay un fenómeno que desde la perspectiva progresista nos debe inquietar mucho y es que este debilitamiento de Europa, inducido por potencias anglosajonas que ya lograron la salida de los británicos de la Unión Europea, tiene su causa fundamental en una desideologización de los regímenes políticos europeos. Lo único que legitima la Unión Europea es la dimensión social de Europa y esa dimensión social está siendo atacada desde fuera y desde dentro. Ha desaparecido prácticamente el contenido de las políticas sociales del anterior progresismo en las políticas gubernamentales en Alemania, Francia, Italia y en otros países. Si a eso se añade la pugna de Estados Unidos por impedir una unión de Europa al completo, es decir, unas buenas relaciones entre Europa oriental y Europa occidental, con Rusia incluida —que pertenece al continente euroasiático—, pues tenemos ya la ecuación perfectamente diseñada para romperla.

G.D.: ¿Y cómo van a romperla?

R.F.: Parece que hay tendencias importantes para crear un nuevo eje hegemónico en Europa en torno a una conexión entre Polonia y Ucrania. Una Gran Polonia, que de alguna forma se coma a Ucrania y la meta en su órbita. Polonia está muy armada últimamente y es prácticamente la vanguardia de la OTAN en el centro de Europa. Por su parte, Alemania no puede tolerar tener una potencia militar superior en su retaguardia, y menos si estuviera unida a Ucrania. Imagínate un eje Varsovia-Kiev y los alemanes calladitos. 100.000 millones de euros dedicados recientemente al rearme alemán. ¿Qué pasó con el rearme alemán? Ocasionó dos guerras mundiales. Ojo. Alemania ve con recelo la envolvente que le están haciendo los británicos, que llevan el peso logístico de la guerra en Ucrania.

“En todos los países donde Estados Unidos ha puesto la bota, sobre todo en el este de Europa, se está produciendo una involución de tipo antidemocrático extraordinariamente grave”

G.D.: Por otra parte, asistimos un reforzamiento de la OTAN en Europa con la integración de nuevos socios como Suecia y Finlandia. Estamos cercando más a Rusia.

R.F.: Esa desideologización de las políticas europeas, de la que hablaba antes, ha llegado también a Finlandia y Suecia, regímenes democráticos históricamente muy cabales. La OTAN se legitima, desde el punto de vista ideológico, diciendo que es la defensora de la democracia. Pero curiosamente en todos los países donde han puesto la bota, sobre todo en el este de Europa, es decir ese cordón asfixiante en torno a Rusia, que es el que, por la percepción rusa, determina el origen de la guerra, se está produciendo una involución de tipo antidemocrático extraordinariamente grave. Se han olvidado de las democracias y de la importancia de éstas como elemento legitimante, con lo cual la OTAN ya no puede esgrimir que lo que está haciendo es defender las democracias. No. Lo que está haciendo es aplicar un esquema neoimperial e imperialista por parte de Estados Unidos que se tiene que realizar a sangre y fuego, aunque implique cargarse la democracia.

“Cuando más se alargue esta guerra, China se ve más obligada a apoyar a Rusia porque sabe que las próximas barbas que van a pelar serán las suyas”

G.D.: ¿Y cuál es la repercusión geopolítica de este conflicto más allá de Europa?

R.F.: Estamos asistiendo a un intento de coqueteo norteamericano con China. Ya se intentó una vez y dio buen resultado para Nixon, concretamente, que se presentó en Pekín en 1972 y consiguió escarbar en la herida que separaba a Pekín de Moscú. De lo que al parecer no se daban cuenta en Washington es que cuanto más prosiga el rearme de Ucrania y la hostilidad hacia Rusia, cuanto más se alargue esta guerra, China se verá más obligada a apoyar a Rusia porque sabe que las próximas barbas que van a pelar serán las suyas. Evidentemente, los designios de China y Rusia no son los mismos, aunque sería muy bueno, según dirigentes de ambos países que lo preconizan, que se mantuviera una política de unidad continental. 

“Se utiliza un concepto incorrecto. Rusia no pretende ocupar Ucrania; pero quiere alertar de que no se le puede cercar y ni colocar misiles nucleares a 400 kilómetros de Moscú”

La paz

G.D.: La situación de la guerra tiende a una cronificación. ¿Qué posibilidades hay de llegar a una negociación que ponga fin al conflicto?

R.F.: Puede haber guerra y negociación simultáneamente. Es una contradicción pero no son antagónicas. Hay presiones muy fuertes por países intermedios, sobre todo los BRICS, y el Sur Global, para intentar encontrar una solución negociada. Lo veo como una especie de armisticio similar al de Corea del Norte y la del Sur, es decir, ni para tí ni para mí, y dejar la situación en un stand by permanente. Eso sí lo veo posible en un plazo de un año. Pero, en este plazo, también se puede producir el desenlace.

Por otra parte, pienso que se utiliza un concepto incorrecto. Yo creo que Rusia no pretende ni ha pretendido nunca ocupar Ucrania; lo que pretendía es alertar que a una gran potencia, como lo sigue siendo, no se le puede cercar y no se le pueden colocar misiles nucleares a 400 kilómetros de Moscú si Ucrania se integraba en la OTAN. También quiere reivindicar que no es un Estado fallido sino que tiene un ejército, una población y un designio mundial todavía importante por su extensión, grado de desarrollo, recursos, etc. 

“Miremos el mapa desde una perspectiva europea, y veamos cuál es la posición que ocupa Eurasia y Europa Occidental, Rusia y China. ¿Por qué tenemos que llevarnos mal con nuestros vecinos?”

G.D.: Han pasado 19 meses desde el inicio del conflicto armado. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell dice que la prioridad para Europa es acabar la guerra pero atacar a Rusia no parece ser la mejor forma de negociar la paz.

R.F.: Hay que contextualizar las declaraciones de Borrell. A escala exterior, es difícil que pueda tener otro discurso; pero, intramuros, Europa sigue negociando con Rusia el gas. Para que Europa pueda mantener su desarrollo industrial, necesita una energía barata y no puede permitir que porque a los poderes fácticos estadounidenses (o a sus delegados europeos) les haya dado por volar y sabotear el gaseoducto Nord Stream II para vender su gas licuado a precios desorbitantes, Alemania pueda entrar en recesión y ya está inmersa en ella. Una cosa es el discurso europeísta de unidad ante la agresión rusa y otra tema es por dónde van las cosas. Y las cosas van porque cada vez es más importante que se llegue a un acuerdo para parar esa guerra que sólo beneficia a sus inductores, los mismos que están en contra de la Unión Europea y en contra de que Eurasia se concilie consigo misma, que no quieren dejar que Europa hable de tú a tú con los rusos y los chinos, sus vecinos continentales, y contribuir a un mundo de paz. ¿Por qué tenemos que estar enemistados con los rusos y los chinos? ¿Por qué? ¿Quién lo obliga? Rusia no se ha inventado esta guerra. La han rodeado con diez países de la OTAN en su periferia y ha llegado un punto en el que ha dicho que ya no lo iba a consentir más porque sigue siendo un país importante; no es una superpotencia ya, pero sí es una gran potencia. Y además tiene aún poder nuclear. 

“Está emergiendo un Sur Global que dice «hasta aquí”. Se han hartado del discurso colonial imperialista y quieren ser dueños de su propio destino y tienen recursos para hacerlo”

África

G.D.: ¿Qué está pasando en el Sahel y por qué todas las potencias quieren estar ahí?

R.F.: Ha surgido una conciencia nacional propia frente al discurso imperial, expoliador y depredador. Las élites políticas y militares sahelianas han cambiado, han dejado de instruirse sólo en las metrópolis de Estados Unidos, Francia o Inglaterra y quieren acabar con la explotación foránea de sus enormes recursos. África está levantando la cabeza, tiene derecho a hacerlo y va a hacerlo. Las correlaciones en el mundo han variado. Está emergiendo a la superficie un Sur Global que dice “hasta aquí hemos llegado”. Se han hartado del discurso colonial imperialista y quieren ser dueños de su propio destino, porque tienen recursos para poder hacerlo. Y es lo que está pasando en Níger, en todo el Sahel, en el África subsahariana, etc. Se han alfabetizado, se han culturizado, tienen ideas y cultura propia, siempre la tuvieron. ¿Qué pensamos, que sólo los occidentales tenemos derecho a la independencia y la soberanía?

G.D.: ¿Habrá entonces un choque de fallas entre ese África que quiere levantar la cabeza y las potencias neocoloniales a las que no le interesa que eso suceda?

R.F.: Lo que posiblemente suceda es que Occidente, aprovechando algunas distinciones tribales y culturales allí, intente enfrentarles, crear nuevos avisperos… No es descartable porque es quizás la única arma que le queda. Luego, tampoco es lo mismo la presencia española en África, que la presencia francesa o norteamericana. Es delicado, pero hay que decirlo: el linchamiento sistemático al que la derecha y la ultraderecha han estado sometiendo al Gobierno de coalición en España ha hecho que se haya plegado a los designios occidentales en torno a África, la guerra de Ucrania, etc. Sin embargo, España tiene derecho a una política diferenciada. Somos vecinos del norte de África, tenemos esa cercanía y un problema migratorio gravísimo. Y hemos de acordar con esos países el que los ciclos migratorios se regulen y se humanicen. El gran drama de nuestro país tiene dos cabezas: una, el poder judicial y otro la derecha. Con la cúpula de esta derecha no democrática, e incluso muy antidemocrática, no se puede llegar a casi nada. Se pueden hacer cosas vía decreto, pero eso es muy inconsistente, habría que consensuarlas. Tenemos un escenario muy cercano que está en ebullición y vamos a ser los primeros receptores de las frondas que vengan de allí. No tenemos por qué tener una relación conflictiva con nuestros vecinos y debemos hacer todo lo posible para que no lo sea; para ello, tenemos que olvidarnos del dictado de los poderes fácticos estadounidenses.

Sáhara

G.D.: Y aquí llegamos al cambio de postura del PSOE respecto al Sáhara. ¿Por qué cambia?

R.F.: Por razones de tipo táctico y estratégico. Por razones tácticas: un conflicto no puede quedarse estancado 50 años; tiene que haber cambios importantes, porque no se puede tener a un pueblo en un desierto, como está el saharaui. Pero, ¿por qué cambia ahora? Intuyo que es porque hay presiones de Estados Unidos, que podría decir, por ejemplo “señores el aliado preferente ahora de Estados Unidos e Israel en el Mediterráneo Occidental es Marruecos, a lo mejor nos llevamos allí el Escudo Antimisiles”. Ello crearía un conflicto potencial gravísimo entre Marruecos y España. Otra dimensión es Ceuta y Melilla, que constituye, permanentemente, el talón de Aquiles de la política exterior española. Creo que el cambio de política viene de las amenazas a este Gobierno, débil porque, desgraciadamente, no tiene todo el apoyo que debiera y Estados Unidos sabe aprovecharlo para imponerse.

China

G.D.: Y si damos la vuelta al globo terráqueo, ¿qué nos encontramos? ¿Qué se está haciendo con China?

R.F.: La geografía determina la política, sobre todo en las grandes potencias. China tiene una espada de Damocles muy fuerte sobre su economía comercial que es lo angosto del Estrecho de Malaca por donde transita una cuota altísima de sus exportaciones e importaciones. Es un estrecho muy vulnerable. Y en él convergen distintos litorales de países de la zona, algunos aliados de Estados Unidos. Dentro del designio imperial al que no ha renunciado Estados Unidos en función de su doctrina del Destino manifiesto tiene una enorme presencia militar y naval en el Pacífico. Y entonces su flota transita como le viene en gana por el mar de China; no entienden que China lo considera mar territorial propio. Una cosa es que Estados Unidos pueda transitar por él y otra distinta, enviar permanentemente la marina de guerra norteamericana y la VII Flota con armas de guerra. Y ahí está Taiwán, resultado de una escisión nacionalista anticomunista que se establece en una isla china. Allí se creó un régimen totalmente adscrito a Estados Unidos y es uno de los peones, junto a Japón, que Washington tiene en la zona para controlar el Pacífico. China no admite perder la soberanía sobre su propio mar. En mi opinión, hay provocaciones permanentes.

Y ahí están países como Filipinas, muy vinculados históricamente a los Estados Unidos, Corea del Sur… para poner dogales en torno a China, como los hay en torno a Rusia.  ¿Por qué tiene que enemistarse Estados Unidos con China y Rusia en lugar de llevar una coexistencia pacífica, concepto, por cierto, aplicado por el soviético Nikita Kruschev en su día?

“A China también se la empieza a estrangular. Tiene un designio exterior pacífico basado en el comercio. Déjenla y no nos metan en otra guerra”

G.D.: ¿Se está preparando un próximo conflicto contra China?

R.F.: A China también se la empieza a estrangular y China no está para muchas bromas. China tiene un designio exterior pacífico basado en el comercio. Ha sacado de la pobreza a 400 millones de personas en las pasadas décadas; se están creando capas intermedias con acceso a muchos bienes que antes no tenían; hay una sociedad boyante, el crecimiento de China en las últimas décadas ha sido extraordinario, frisando el 10 % de su PIB. Cabe decir: “dejen en paz a China. No nos metan en otra guerra”. Desde la perspectiva europea, miremos el mapa y veamos cuál es la posición que ocupa Eurasia y cuáles son las posiciones que ocupa Europa Occidental y cuáles Rusia y China. ¿Por qué hemos de llevarnos mal con nuestros vecinos? Y luego hay otra pauta de sentido común: a los gorilas no se les hurga en la entrepierna. China es un gran gorila o un gran dragón. Y Rusia lo ha sido y tiene mucha fuerza todavía. Es mejor llevarse bien con ellos. El problema es que todavía hay un vicio muy enraizado y es considerar que toda correlación entre Estados tiene que llevar implícita una hegemonía. Pues no. Los Estados, si son soberanos, tienen la misma entidad y tienen que respetarse, a no ser que uno amenace al otro.

Alternativas

G.D.: Frente a la hegemonía, está el concepto de solidaridad y cooperación que se reivindica desde los BRICS o desde América Latina.

R.F.: Totalmente de acuerdo. La solidaridad es la ternura de los pueblos, que decía Ernesto Ché Guevara. ¿Por qué no podemos tener relaciones solidarias y tiernas entre los países del mundo? Porque, además, los retos cruciales que tenemos en el mundo no son los de quién tiene la hegemonía militar o política, sino cómo utilizamos la solidaridad mundial para defendernos de los verdaderos desafíos que tiene la sociedad y que son dos: macrocósmicos y microscópicos, que son el cambio climático y las pandemias. Eso es lo que puede yugular y extinguir a la humanidad. Esos son los verdaderos retos y no la potencialidad testicular de un dirigente político determinado. Parece que estamos en manos de irresponsables que no saben lo que puede sobrevenirnos a todos como se descuiden. Menos mal que Occidente está perdiendo protagonismo agresivo y está surgiendo el Sur Global, que parece mostrar más sensatez en la forma de ver el mundo desde otra perspectiva. Tienen población joven, expectativas y conciencia, que es importante. Y también lo es que van en clave progresista en muchos casos.

G.D.: Las cosas siempre pueden ser de otra forma. Hablemos de alternativas.

R.F.: La alternativa a esta Europa es la Europa social, pacifista, antibelicista, una Europa solidaria que converse y acuerde con el Sur Global y con sus vecinos euroasiáticos Rusia y China; que puede tener buenas relaciones con los Estados Unidos si estos cambian; que puede recuperar a Gran Bretaña para la Unión Europea. Hay oportunidades para la paz. Y olvidémonos de la hegemonía de unos países sobre otros, respetémonos. ¿Por qué toda correlación debe de llevar implícita una causalidad? ¿Por qué toda relación con otra persona tiene que implicar una prioridad de alguien sobre alguien cuando hasta el amor se basa en una relación de igualdad? Nosotros hablamos de igualdad desde una perspectiva social, económica, progresista, socialista, marxista. Cuando hablamos de cuestiones de género estamos hablando de igualdad. La igualdad no es una utopía, es una posibilidad al nuestro alcance. Inyectar igualdad en las relaciones internacionales es una meta que está ahí; y ello porque a la tecnología, que se ha vuelto en contra de nuestros intereses, que se ha convertido en manos de sus dueños en un mecanismo más de explotación y de distracción desmesurada de productividad y plusvalía, si le damos la vuelta podemos ponerla al servicio de causas tan nobles como estas. Sin igualdad, no son posibles ninguna de las demás metas de la Humanidad.

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