¿Qué es la hiperqueratosis en perros? ¿Qué hacer para mantenerla bajo control?

5 de septiembre de 2025
3 minutos de lectura
La hiperqueratosis en las almohadillas se manifiesta con la queratina 'deshilachada' / Facebook

Aunque muchas veces se trate de un proceso benigno ligado a la edad, siempre conviene una exploración veterinaria para descartar otras causas

La piel de los perros, al igual que la humana, está formada por varias capas celulares. La más externa contiene queratina, una proteína que protege frente al desgaste, la fricción y los agentes externos. Normalmente se renueva de forma constante y mantiene la piel flexible y funcional. Sin embargo, cuando el organismo produce queratina en exceso, se acumula y aparece la hiperqueratosis.

La hiperqueratosis canina es relativamente frecuente. Consiste en un engrosamiento de la capa superficial de la piel. Puede afectar a distintas zonas, aunque las más comunes son las almohadillas de las patas, la trufa (nariz) y los codos. Se manifiesta como placas endurecidas, secas o con aspecto ‘peludo’ o deshilachado, porque la queratina sobrante se acumula en frondas. No siempre es dolorosa, pero con el tiempo puede provocar incomodidad, fisuras, grietas, infecciones y cojera.

Muchos cuidadores la descubren de forma inesperada. No suele aparecer en perros jóvenes y sanos, sino en la madurez o en la vejez. En la mayoría de los casos no existe una causa clara, lo que se denomina idiopática. Aun así, debe detectarse y manejarse cuanto antes para reducir complicaciones, según recoge 20minutos.

Síntomas y señales de alerta

El signo más característico es el cambio en las almohadillas. Pasan de ser lisas y resistentes a volverse rugosas, agrietadas o con formaciones endurecidas que sobresalen como ‘plumas’ de queratina. En la trufa se aprecia sequedad, grietas y descamación.

Si la hiperqueratosis avanza, aparecen pequeñas fisuras que permiten la entrada de bacterias y hongos. Surgen dolor, enrojecimiento e inflamación. Algunos perros se lamen insistentemente las patas, lo que empeora la irritación. Otros desarrollan callosidades en los codos por el roce constante. En fases avanzadas pueden cojear, resistirse a caminar en superficies duras o mostrar dolor al tocárselas.

Causas

Las causas son variadas y no siempre fáciles de identificar. La primera es la edad, ya que en perros de mediana y avanzada edad suele ser idiopática, ligada al envejecimiento. Es típica la hiperqueratosis nasodigital, que afecta a nariz y almohadillas.

Aunque también se puede dar por factores genéticos. Algunas razas presentan predisposición hereditaria. Entre ellas, dogo de Burdeos, golden retriever, labrador retriever, terrier irlandés o kerry blue terrier. En estos casos aparece en los primeros años de vida.

Otros sufren de deficiencias nutricionales por la falta de vitamina A y zinc favorece la producción excesiva de queratina. Razas nórdicas como husky, malamute o samoyedo son más propensas a este déficit. O pueden sufrir de enfermedades infecciosas, como el ‘virus del moquillo canino’, que causa un endurecimiento característico de almohadillas y trufa. En zonas endémicas, la leishmaniosis también puede generar lesiones cutáneas junto con síntomas más graves.

Y, también, trastornos inmunitarios, porque hay enfermedades autoinmunes, ciertos cánceres o síndromes metabólicos incluyen la hiperqueratosis entre sus manifestaciones. Aunque muchas veces se trate de un proceso benigno ligado a la edad, siempre conviene una exploración veterinaria para descartar otras causas.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico suele realizarse con una exploración física y el relato del cuidador. Si hay signos de inflamación, infecciones recurrentes u otros síntomas, se pueden necesitar pruebas adicionales para descartar enfermedades más graves.

La hiperqueratosis no tiene cura definitiva salvo que esté asociada a una enfermedad concreta y tratable. El objetivo es controlarla, mantener al perro cómodo y evitar complicaciones. En los casos graves, el veterinario puede recortar el tejido endurecido tras ablandarlo. No debe hacerse en casa sin supervisión profesional, ya que puede causar dolor o sangrado.

Existen cuidados que ayudan a mejorar la calidad de vida del animal. La hidratación y el uso de cremas emolientes, bálsamos para almohadillas o ungüentos seguros para perros ayudan a mantener la piel flexible. También son útiles los baños de patas con agua tibia durante unos minutos.

Para prevenir lesiones e infecciones conviene mantener las patas limpias y secas. En perros que caminan sobre suelos duros o abrasivos, los botines protectores pueden reducir las fisuras y el dolor. Si aparecen grietas, cojera, enrojecimiento o el perro se lame en exceso, es recomendable acudir al veterinario para tratar una posible infección secundaria.

Prevención

En la mayoría de los casos la hiperqueratosis es un problema estético y de manejo, no una amenaza grave. Con cuidados y revisiones periódicas, el perro puede llevar una vida larga y activa sin grandes limitaciones. La clave está en no dejar que avance hasta generar dolor o infecciones.

Como medidas preventivas, se recomienda una alimentación equilibrada, mantener al día las vacunas y revisar con frecuencia las almohadillas y la trufa.

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