ALFONSO PAZOS FERNÁNDEZ
Durante el curso escolar 22/23 los docentes españoles sufrieron 1947 casos denunciados de agresiones
Principios de propaganda de Joseph Goebbels: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
Leo en el XL Semanal nº 1902 correspondiente a la semana del 7 al 13 de abril de 2024 un comentario de Lorenzo Silva en el Bloc del Cartero, titulado Cárceles, en el cual se da una de cal y otra de arena al tema de las prisiones en España.
Cierto es que la existencia de la cárcel, hoy por hoy, es inevitable, tal y como dice Lorenzo Silva. Cierto es que el problema no se soluciona invisibilizando el mismo, utilizando la técnica del avestruz, tal y como ya he dicho en reiteradas ocasiones en este medio. Pero no confundamos a la sociedad con datos falsos o maliciosamente tergiversados, manipulados.
El comentario de Lorenzo Silva viene a cuento de una carta de un lector de León. Comienza la carta hablando del asesinato de Nuria, la cocinera del Centro Penitenciario de Mas d’Enric en Tarragona. Y continúa comentando lo que todos los que estudiamos o hemos estudiado la cárcel sabemos pero que nadie quiere escuchar y a nuestros políticos no les interesa que se haga público: que el sistema falla.
Hace mención este lector, a los problemas de salud mental que tienen un gran número de ellos, y que por lo tanto nuestro sistema penitenciario y judicial fallan. Habla sobre la falta de personal, de infraestructuras y de ganas de solucionarlo.
Hasta ahí todo bien. Luego se deja seducir por el corporativismo, si es funcionario de prisiones, o por la ignorancia y la manipulación de los medios de comunicación, cuando dice que “los funcionarios de prisiones son el grupo de funcionarios públicos que más agresiones anuales sufre.” Para hacer una afirmación así hay que estar o muy ciego o ser muy ignorante.
Analizando un poco los datos que nos ofrecen los distintos medios podemos ver que esa afirmación es gratuita, falsa y propia de quien sigue las máximas del gran maestro de la propaganda: Joseph Goebbels.
Repetir una mentira hasta la saciedad está bien para los borregos, pero no todos somos tan sumisos. Así podemos ver que, durante el año 2022, los sanitarios en España sufrieron 13.210 agresiones, según consta en el informe oficial del Ministerio de Sanidad.
Durante el curso escolar 22/23 los docentes españoles sufrieron 1947 casos denunciados de agresiones, según la Agencia EFE, comentando a continuación que esta cifra es tan solo la punta del iceberg.
La policía española, en el mismo año 2022, sufrió 12.843 agresiones, según El Español.
Los funcionarios de prisiones, según The Objetiv sufren una agresión cada 36 horas, según Voz Polpuli, en 2022 sufrieron 453, la misma cifra que da La Vanguardia. No obstante hay que seguir machacando con la idea de que los presos son los malos y los carceleros son los buenos, y como dice Goebbels, hay que presentar las mentiras desde diferentes perspectivas y repetirlas incansablemente.
Así, hay medios, como Confilegal, afines al Gobierno, que cambian las cifras. 453 agresiones en una año sobre 30.000 funcionarios de prisiones en 85 centros penitenciarios suena a poco. 1 agresión cada 36 horas suena peor todavía. Hay que dar cifras más elevadas.
El caso de Nuria ha sido la excepción
Y así, optan por establecer un periodo de 13 años, desde el 2000 hasta el 2022, para decir que los funcionarios de prisiones han sufrido 7.564 agresiones. Eso suena mejor. Y confunde.
Lo cierto es que el caso de Nuria ha sido la excepción. Lo mismo que el caso de la funcionaria de Logroño que perdió 2 dientes por la agresión de una presa de ese Centro Penitenciario.
Lo cierto es que el 95% de las “agresiones” sufridas por nuestros carceleros se circunscriben a algún empujón, colleja o bofetada. Y con eso no justifico ni minusvaloro ninguna agresión por pequeña que sea. No obstante, los funcionarios de prisiones no están desamparados como lo puede estar un conductor de autobús o un sanitario, o un profesor. Nuestros carceleros se toman la venganza muy en serio.
Además de la sanción disciplinaria correspondiente, la cual consiste en aislamiento en celda por 14 días, el preso o presa recalcitrante tendrá que enfrentarse a un juicio penal por dicha agresión con la petición de una pena más elevada que al resto de los mortales, tal y como indica el artículo 551.4 de nuestro Código Penal. A eso, hay que añadir que se le regresará a Primer Grado, lo que supone 23 horas de celda y 1 hora de patio minúsculo y en solitario durante unos cuantos meses. Fin de los permisos si los disfrutaba y alejamiento de poder acceder al Tercer Grado. Y todo ello aderezado con una o varias palizas propinadas, en un ángulo muerto de las cámaras de seguridad, por los propios funcionarios o por el equipo de rugby, como sucede en Estremera.
No señor. Los funcionarios de prisiones no son los buenos. Los presos tampoco lo somos. A cada uno lo suyo. Por eso lo mejor es informarse y hacer caso de lo que Hommer Simpsom le aconseja a su hijo Bart: “cuantas veces te tengo que decir que no hables de lo que no tienes ni pajolera idea.”
Aunque si Hommer les parece a ustedes un zafio ignorante para dar este tipo de consejos pueden hacerle caso a Leonardo Da Vinci cuando escribió en su cuaderno: “En materia que desconoces haces mal si alabas, y todavía peor si desapruebas.”
Y sobre todo hay que saber quien está detrás de un medio de comunicación. Ese dato nos puede orientar mucho sobre lo que nos quieren hacer creer.