Hoy: 23 de noviembre de 2024
La cuerda está cada vez más tensa con el gigante asiático. La presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, ha anunciado este miércoles al término de su reunión con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-Wen, que bajo ninguna circunstancia abandonará a los ciudadanos de la isla.
“Tenemos tres propósitos”, ha comentado ante los medios. “Uno es nuestra seguridad, que implica la seguridad global. El segundo es la economía, difundir la mayor prosperidad posible. Y el tercero es la gobernabilidad”, ha recalcado en relación a la delicada situación política en la que se halla inmersa Taiwán.
Las relaciones entre China y la isla fronteriza se han endurecido desde que el gigante asiático decidió llevar a cabo una política expansionista y nacionalista. El país actualmente presidido por Xi Jinping impuso en el territorio la filosofía “un país, dos sistemas”, por la que se concede un cierto grado de autonomía a Taiwán siempre que esta acepte el sometimiento chino -lo que desde el Partido Comunista Chino han denominado “reunificación”.
La presidenta Ing-Wen, de ideología independentista, rompió relaciones con Xi desde su llegada al poder en 2016 y, a partir de ese año, se convirtió en un icono de la lucha contra el yugo chino. Ahora, las constantes fricciones con la isla, sumadas a la intromisión de Washington en los asuntos de política interior, han sido la gota que ha colmado el vaso. Desde la potencia asiática consideran la llegada de Pelosi como “una línea roja que ha sido cruzada” y, por tanto, la cúpula asegura que “las respuestas serán acordes con la provocación” de Estados Unidos.
En este caso, la réplica de la dictadura china no se ha hecho esperar. Fuentes consultadas por el diario El Mundo y que recoge este medio comunican que a la hora de escribir esta noticia, se están llevando a cabo diversos “ejercicios disuasorios” en al menos seis puntos distintos de la isla, en las que están implicados helicópteros y unidades de artillería.
Los expertos en geopolítica intuyen que la postura adoptada por el gigante americano podría obedecer a una hipotética ruptura de la ambigüedad hasta ahora mantenida, es decir, se establecían relaciones con Taiwán, al mismo tiempo que se defendían los intereses comerciales de Pekín.
La irrupción de la presidenta de la Cámara de Representantes en la isla podría suponer una vuelta de tuerca en la hoja de ruta de la política exterior estadounidense, por la cual la Casa Blanca se habría inclinado definitivamente por acercar posiciones con Ing-Wen y abandonar el doble rasero que caracterizaba su diplomacia con China.