Hoy: 3 de diciembre de 2024
Ya saben que me gusta hacerles esa “relación de semejanza entre cosas distintas” que la RAE considera una analogía. Y me gusta especialmente con el ínclito presidente Pedro Sánchez, que ciertamente arrastra una personalidad y viste un diseño que se presta a ellas.
A propósito del congreso federal que celebran este fin de semana los socialistas en Sevilla, programado como una balsa de aceite pero convertido en una ciénaga de tierras movedizas capaz de tragarse al que tropiece, le empujen o al que le hagan la zancadilla, a propósito, digo, del cónclave del partido de Pedro Sánchez, dicho en un sentido estricto y literal de la palabra, me ha acordado de las matrioshkas, también llamada en español muñeca rusa, que son un conjunto de figuras tradicionales rusas creadas en 1890.
Su originalidad consiste en que se encuentran huecas y en su interior albergan una nueva muñeca, y esta a su vez a otra, en un número variable que puede ir desde tres hasta el número que se desee, aunque por la dificultad volumétrica, es raro que pasen de veinte. Esto dice Wikipedia que siempre está al quite de la duda, y así me he imaginado yo al presidente español. Y si no, pónganle la cara de Sánchez a la figurita y traten de tumbarla. Imposible, baila, se zarandea, se inclina hasta la horizontalidad… pero siempre acaba de nuevo erguida y en posición.
Pedro es tan matrioshka que incluso se traga uno a uno a sus muñequitos de partido que le pongan cara o se atrevan a opinar sin su permiso, y menos de cosas indebidas porque, como decían los viejos: los niños del PSOE de Sánchez oyen, ven y callan y Juan Lobato, que ya no es tan niño, ha oído, ha visto pero ha hablado hasta amargarle el congreso a su jefe y resto de palmeros pesebreros. Y se lo ha comido enterito de un bocado y en la barriga, que no en la conciencia, digiere al que fuese secretario general de los socialistas madrileños.
“Nosotros somos perfectamente conscientes de que todo lo que hacemos es absolutamente correcto y por tanto estamos muy tranquilos en relación con esta materia”, ha dicho a los medios en respuesta a tantas preguntas sin respuesta, la número 2 del PSOE, la pizpireta María Jesús Montero. ¡Ahí está, con dos ovarios! Son conscientes de lo que hacen y que todo lo hacen bien, afirma sin despeinarse.
Esa debe ser la consigna, el argumentario de partido, a decir y repetir a preguntas de los periodistas. Y lo dice ella, como lo han dicho otros dirigentes minutos después de conocerse que los mensajes de Lobato entregados al notario prueban que Moncloa diseñó la ofensiva que tiene como fin dañar a la presidenta madrileña Isabel Ayuso, según adelantó laSexta.
Da igual. El PSOE vive un congreso cercado por los escándalos judiciales y al mesías socialista algunos, los menos, lo intentarán tumbar, la harán bailar entre balas recriminatorias como los forajidos en el saloon del viejo Oeste, le lanzarán flechas los críticos como Page o el propio Lobato, pero su líder prometerá larga vida al César —¡viva yo!, se dirá— y, como una matrioshka que se precie, se irá alimentado de los díscolos y se levantará entre bailes para sonreír en la clausura que ‘palante’, que todo son cosas de la ultraderecha reaccionaria disfrazada de jueces, periodistas y políticos mediocres que persiguen sombras en las que se adivinan Begoña y David. Quizás él mismo. El domingo tendremos eso, un presidente con cara de muñeca rusa imposible de tumbar. Al tiempo.