Sánchez abre la vía francesa para suicidar al PSOE

11 de noviembre de 2023
4 minutos de lectura
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. | Fuente: Eduardo Parra / Europa Press.

Las decisiones estratégicas del líder socialista generan preocupación interna

La forzada investidura de Pedro Sánchez abre la vía francesa de suicidio del PSOE, que puede pasar en las siguientes elecciones generales del poder a la irrelevancia, aunque llene de alegría a SUMAR y VOX, a partidos nacionalistas e independentistas y genere malestar e inquietud en los restos socialdemócratas de Ferraz, el PP, Europa y Estados Unidos.

En 2022, la candidata socialista a la presidencia de Francia, Anne Hidalgo, obtuvo menos del 3% de los votos, confirmando el declive progresivo del PSF que, cinco años antes aún ocupaba el Elíseo con François Hollande.

Sánchez: momento de desafíos globales y decisiones polémicas

Sánchez ha elegido el peor momento mundial y europeo con dos guerras abiertas y el desafío integrista para aferrarse al poder, y en la CIA, la OTAN y la Casa Blanca reviven el gesto infantiloide de Zapatero de no levantarse al paso de la bandera estadounidense, en un desfile público; desprecio que luego se cobró Barack Obama, cuando lo sacó de su optimismo antropológico de brotes verdes y rosas.

En Langley y Bruselas no hay preocupación por SUMAR que es el aparato pactista del PCE de toda la vida; aunque recelan de la alianza con la varufakiana Ada Colau sino por la coalición del PSOE con Bildu, en franco crecimiento, ERC, Compromís y JUNTSxCAT, unidos en sus pulsiones antieuropeas, antisemitas y antiyanquis, aunque con diferentes orígenes y simulacros ideológicos.

En busca de la verdadera oposición

El PP debe evitar las tentaciones de los cruzados de derecha, que sueñan con propinar golpes y venganzas, ya que esto solo conduciría a un escenario de guerra civilista. El éxito de Alberto Núñez Feijóo no se encuentra en seguir aireando lo negativo de Sánchez, sino en demostrar que los populares son la mejor opción democrática para España, respaldándolo con acciones concretas en ayuntamientos y comunidades autónomas, donde tienen mayoría, incluyendo aquellas compartidas con Vox.

Sánchez no necesita adversarios porque es su peor enemigo, trepa, desguaza e impone con la desfachatez de un miedoso que se sabe a contrarreloj y todas sus acciones buscan ganar el tiempo que escasea, dividiendo a España entre buenos y malos, como demostró con la designación de la sectaria Francina Armengol para candidata a presidir las Cortes, cuando mayor templanza y apego democrático demandan la nación.

La Política Catalana y el juego de roles

Carlos Puigdemont y Oriol Junqueras se han dado banquete con el insaciable ego del aldeano vanidoso y actuaron y actuarán alternándose los papeles de policía bueno y malo y de doncella ultrajada, cuando se descubrió que ERC se llevaba los gatos de cercanías y el perdón del 40% de la deuda al agua del Llobregat; aunque la investidura del felón estaba pactada desde la noche del 23J, cuando Salvador Illa, supo que vendrían tiempos duros, pese a su éxito autonómico; ensombrecido ahora por el botín nacional-independentista, a costa de su ahíto jefe de filas.

Santiago Abascal tras titubeos italianos se ve ahora como un Le Pen español y la coalición que gobernará España a partir de la semana que viene, contribuirá a su recrecimiento electoral, tras un estancamiento notable; salvo que Génova obre el milagro y consiga retomar la senda de 1996 y 2000, cuando José María Aznar consiguió interrumpir el deterioro priista de España a manos del PSOE de Felipe González, que llegó a ser casi un partido de estado, como el viejo PRI mexicano.

Entre la espada y la pared de la Política Nacional

Yolanda Díaz se ve como la Melenchón al sur de los Pirineos y la tarea que ejecuta Enrique de Santiago consiste en acuchillar a los Monedero, Iglesias y demás traidores, que tomaron la Bastilla, aprovechando la nula reacción de Izquierda Unida ante las salpicaduras de las supuestas tarjetas black de Caja Madrid/Bankia, a uno de sus hombres, que contribuía generosa y disciplinadamente a las finanzas del partido.

Muchas de las claves de la actual decadencia política están en los diecisiete años de gobiernos, consecutivos, de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy Brey; incluida la modificación del artículo 155, pactada entre ambos con nocturnidad y por imperativo de Ángela Merkel y Barack Obama, reforzando el papel de España de potencia de segunda.

Zapatero, carente de ideología y elevado a la Secretaría General del PSOE por el desprecio de José Bono a la corriente de Renovadores de la base, descubrió en Irán un referente ontológico y gobernó para minorías, negando la evidencia de la crisis del capitalismo financiero hasta la saciedad y quedándose sin capacidad de maniobra para proteger a España de la quema, que la devora desde 2007 y que se llevó por delante a buena parte de la clase media y parió a Podemos, jaleado suicidamente por Moncloa, creyendo que perjudicaba al PSOE.

La estrategia equivocada de Rajoy

Rajoy pensó que la demolición de Zapatero serviría como escarmiento eterno y transfirió el gobierno a tecnócratas de colegios de pago, quienes carecían de coraje político para llevar a cabo las reformas estructurales que España necesita con urgencia. Además, fue llenando el gabinete con funcionarios y abogados del Estado que no evaluaron adecuadamente el desafío independentista del 1 de octubre de 2017 en Cataluña.

El crecimiento de la pobreza y la desigualdad, y la inacción ante la corrupción sé fuerte, Luis (Bárcenas) hacemos lo que podemos completaron la debacle; que ahora parece reciente y escandalosa, pero como lo real en política es lo que no se ve; solo el PNV podría dar al traste con el esperpento Sánchez si, en la primavera de 2024, Bildu lo derrota en las autonómicas del País Vasco, como ya hizo en las generales y no tendrá mejor alternativa que alejarse del pirómano y acercarse a Feijóo, suplicando perdón por la moción de censura, aunque no conseguirá el olvido.

Las elecciones, como los revólveres, los carga el diablo; aunque casi nadie se acuerde ya de Arturo Mas que, de la mayoría cómoda; tras sufrir un ataque de pánico que lo llevó a adelantar comicios, cuando no tocaban, pero creyó que bajo el manto de Jordi Pujol y envolviéndose en la Señera, multiplicaría panes y paces al 3%.

CARLOS CABRERA PÉREZ

2 Comments

  1. Magnífico análisis! Demuestra que en política nada ocurre por generación espontánea. Al mismo tiempo, permite abrir un interrogante fundamental: qué pasará en la sociedad española en los próximos cuatro años con Sánchez en La Moncloa? Pudiera cumplimentar ese tiempo el desestabilizador de España? Quiero creer que no.

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