El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, recibió el domingo pasado al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, luego de que el presidente Donald Trump amenazara con usar la fuerza pública para hacerse con el control del Canal de Panamá.
Mulino, después de la reunión, le dejó en claro que la «soberanía de Panamá no está en cuestión». En tanto, Rubio le exigió «cambios inmediatos» ante la presencia china, que opera dos puertos en el canal.
Pero no solo accedió el panameño al pedido estadounidense, sino que en 48 horas decidió que el país de Centroamérica se retire de la ruta de la Seda y ofreció colaboración a la política de migración del presidente Trump.
Dirigiéndose a su pueblo, Mulino dijo que «no» hay que sentir ninguna «amenaza real contra el tratado, la vigencia y mucho menos de uso de fuerza militar para apoderarse del Canal».
El presidente centroamericano llevó tranquilidad al pueblo panameño que ya sufrió una invasión norteamericana en las últimas décadas del siglo pasado.
Las primeras medidas de Trump hacia las Américas indica que Estados Unidos quiere contrarrestar la creciente injerencia china en esta región.
Trump amenazó con tomar el control del Canal de Panamá, construido por su país a principios del siglo XX y entregado a Panamá en virtud de un tratado de 1977, alegando que el canal está siendo operado por China.
Las declaraciones del mandatario norteamericano provocaron desconfianza pública en Panamá que obligó al presidente Mulino a rechazar las amenazas de Trump.
Por su parte, China desmintió que tenga participación en la operatividad del canal y que respeta la soberanía e independencia de Panamá sobre la vía acuática. El canal es operado por la Autoridad del Canal de Panamá, una agencia autónoma supervisada por el Gobierno.
Sin embargo, la acción del presidente norteamericano generó una respuesta inmediata de Panamá que decidió auditar la empresa operadora CK Hutchison Holdings, que cotiza en bolsa en Hong Kong y opera dos puertos en las entradas atlántica y pacífica del canal.
Rubio, un crítico de China durante su carrera en el Senado, dijo la semana pasada que esa nación podría usar los puertos para cerrar el canal, una ruta vital para el transporte marítimo estadounidense, en caso de un conflicto entre Pekín y Washington.
En la reunión Rubio también planteó temas de migración en Panamá, que coopera con Estados Unidos para inhibir la migración a través del Tapón de la selva del Darién, una peligrosa ruta a través de la accidentada frontera sur de Panamá con Colombia utilizada por traficantes de personas y de drogas.
Rubio ordenó al Departamento de Estado que ponga el tema de la migración en el centro de su diplomacia con los países de la región. Además, en su gira latinoamericana Rubio buscará facilitar la aceptación de vuelos de deportación estadounidenses a los países centroamericanos.