Converso con el hombre que siempre va conmigo (Machado dixit). Quien habla solo espera hablar a Dios un día… Muchos jóvenes con los que también dialogo, aguardan en sus conversaciones espirituales un milagro que les mantenga la paz y alguna que otra solución para encontrar trabajo y dignidades. Éste, con quien ayer hablé, me trasmitió su desencanto con parecidas palabras:
-Me opongo a las quemaduras del sol, a la lentitud de algunos ríos, a la Santa Inquisición y a los árboles que amagan con dar frutos y ni siquiera tienen costumbre de dar sombra. Me opongo a los santos sin cualidades. Al dorado y al barroco. Según los días, me enfrento también conmigo mismo… soy un opositor compulsivo, pero la comodidad de la corriente insiste en la frustración sin ver claramente una salida a tanto desatino… y no me atrevo aún a levantar la voz. Ni a levantar la mano.
También se oponía, pero con mayor ímpetu y rebajando la calidad de las palabras, a quienes tantas veces les han engañado con puestos de trabajo adecuados a su capacidad y que les permitiera alquilar algún pisito.