Las recientes redadas migratorias en Los Ángeles han encendido una de las crisis sociales y políticas más significativas de los últimos años en California. En cuestión de días, operativos coordinados por ICE y otras agencias federales resultaron en la detención de más de un centenar de migrantes, incluidos al menos 35 mexicanos, y desencadenaron protestas masivas que terminaron con enfrentamientos, bloqueos de autopistas y decenas de arrestos. La respuesta de las autoridades y la sociedad californiana, así como la reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum y del gobernador Gavin Newsom, han puesto en perspectiva la importancia de la comunidad mexicana y el papel crucial de California en la economía y el tejido social de Estados Unidos.
Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum fue contundente: condenó las redadas y la violencia, subrayando que “no es con redadas ni con violencia como se va a atender el fenómeno migratorio”, y recordó que Los Ángeles y Estados Unidos “no serían lo que son” sin la aportación de los mexicanos. Sheinbaum reiteró el apoyo a los connacionales y exigió respeto a los derechos humanos, al tiempo que llamó a una reforma migratoria integral.
Por su parte, el gobernador Newsom no sólo criticó el despliegue de la Guardia Nacional ordenado por la administración Trump, sino que anunció una demanda contra el gobierno federal por lo que calificó como una “grave violación de la soberanía estatal”. Newsom defendió a los manifestantes pacíficos y desafió abiertamente la narrativa federal, dejando claro que la protección de los migrantes y la cohesión social de California están por encima de la política de confrontación.
La magnitud de la crisis migratoria cobra otra dimensión cuando se considera el peso de California. Con un PIB de 4.1 billones de dólares en 2024, el estado se ha convertido en la cuarta economía más grande del mundo, sólo detrás de EU, China y Alemania. California lidera la producción agrícola, manufacturera y tecnológica del país, y sus puertos y aeropuertos son nodos logísticos clave para el comercio internacional, especialmente con México.
La economía californiana no sólo es diversa y dinámica, sino que depende en gran medida de la mano de obra migrante, en particular de los mexicanos. Estudios muestran que esos migrantes han sido el motor fundamental del crecimiento en sectores como la agricultura, la construcción, los servicios y la manufactura. Su aportación fiscal es igualmente relevante: los mexicanos generan 8% del PIB estadunidense y aportan más de 120 mil millones de dólares en impuestos, incluso quienes no cuentan con documentos migratorios.
Más allá de las protestas y los enfrentamientos, lo que ha quedado claro es la profunda solidaridad de la sociedad californiana y estadunidense con los migrantes mexicanos. Las manifestaciones en Los Ángeles no sólo fueron protagonizadas por la comunidad latina, sino que sumaron a ciudadanos de todas las procedencias, organizaciones sociales, sindicatos y líderes locales, que ven en la defensa de los migrantes una causa de justicia y dignidad. El gobernador Newsom y otros líderes han reiterado que la prosperidad de California se debe a su diversidad y a la inversión en las personas, no a la exclusión ni a la persecución.
Las redadas y la respuesta social han puesto en evidencia que la economía y la cultura de California —y, por extensión, la de Estados Unidos— están intrínsecamente ligadas al trabajo, la creatividad y la resiliencia de los migrantes mexicanos. La solidaridad mostrada por los ciudadanos estadunidenses en California es una señal potente de que, más allá de las políticas de turno, existe una conciencia colectiva sobre el valor de la inclusión y el respeto a los derechos humanos. Si California es el motor económico de EU, los migrantes mexicanos son el combustible que lo mantiene en marcha.
La crisis actual es, en el fondo, una prueba de hasta dónde está dispuesto el país a defender sus valores fundacionales y a reconocer que el futuro de Estados Unidos depende, en gran medida, de la dignidad y el trabajo de quienes, muchas veces, llegan buscando una vida mejor.
*Por su interés, reproducimos este artículo escrito por Yuriria Sierra, publicado en Excelsior.