El sábado primero de noviembre en un evento público en donde se celebraba el día de muertos fue asesinado Carlos Alberto Manzo quien era alcalde del municipio de Uruapan en el estado de Michoacán, había llegado a la presidencia municipal como candidato independiente. Hecho que estremeció y causo indignación no solo en el municipio de Uruapan, sino podría atreverme a decir que en todo México. Carlos Alberto Manzo se había dado a conocer en los medios de comunicación por sus constantes reclamos y gritos de auxilio hacia las autoridades federales para que se fuera atender la inseguridad en el municipio de Uruapan, en lo particular me toco escucharlo el 21 de mayo del presente año en una entrevista, en donde le hacía un llamado a la presidenta Sheinbaum y al gabinete de seguridad para que por favor no olvidaran a Uruapan, porque era uno de los municipios más importantes del país, el cual tenía una gran derrama económica, pero que se tenía que poner atención en parar a todos los delincuentes, fueran del grupo que fueran, se tenía que poner un alto y pedía que las fuerzas federales voltearan a ver al municipio. Señalaba muy certeramente que nos había rebasado la realidad y que se tenía que poner orden, pero no solo en Uruapan si no en todo México.
En esa entrevista Manzo explicaba la realidad de Uruapan, mencionaba que en su municipio solo se contaban con 360 policías municipales, muy por debajo de lo que establecían los indicadores, recociendo también que tenía el enemigo en casa porque había muchos elementos de seguridad pública, que jugaban con doble bandera, porque operaban para grupos delictivos, pasando información para que las tareas de seguridad no tuvieran éxito en el municipio. Situación que sin duda no es exclusiva del municipio de Uruapan, porque aquí en Ciudad Juárez, se han destapado un sin número de casos en donde han sido procesados policías municipales en activo por sus vínculos con la delincuencia organizada, casos recientes es el del policía municipal vinculado con la masacre de los LeBaron y el de dos agentes en activo que se dedicaban en sus días francos a escoltar a un delincuente en la ciudad.Por otro lado, Manzo, precisó en esa entrevista que hemos tenido un Estado mexicano que se ha doblegado y ha volteado a otro lado cuando los grupos criminales y los delincuentes cada día se empoderan más. Además, señaló de la importancia de realizar una depuración y un trabajo eficiente en las fiscalías de los estados y en la misma Fiscalía General de la República, porque de nada servía que se detuvieran a los delincuentes y se les pusiera a disposición del Ministerio Público, si se les liberaba por un dinero o peor tantito que llegaran consignados a un juez y que los liberara un juez o un magistrado, como ya había sucedido en muchas partes del país, añadiendo que esta situación que vivía el país, era un cáncer social de una crisis nacional que estaba en todos los poderes del Estado mexicano.
Mentiras, no dijo Carlos Manzo, el problema de la procuración e impartición de justicia sigue vigente, porque de nada sirve tener nuevos juzgadores sino tenemos fiscalías eficientes. Lo que hemos tenido coincido con Manzo, son narcopolíticos y corrupción que ha permitido que los delincuentes operen con total impunidad.Sus palabras en dicha entrevista retumbaron en mí, y supongo que en muchas ciudadanas y ciudadanos que al igual que Manzo, queremos vivir en paz, con desarrollo económico, con oportunidades y libertades, queremos gobernantes honestos y con valor que busquen el bienestar social de la población, que representen a la ciudadanía y no a los intereses de los delincuentes.Queremos sin duda muchos Manzos en todo México, por eso el movimiento del sombrero llego para quedarse, porque nos impulsa a no quedarnos callados, porque la inseguridad que vive nuestro país, nos debe de interesar a todos como sociedad, nos impulsa a no perder la esperanza, a seguir trabajando y a enfrentar esta grave problemática, que si bien, las cosas se han puesto difíciles no podemos quedarnos con esa idea, porque como dijo Manzo sin nos quedamos sin hacer nada “ya nos cargó la chingada y no, hay que toparle, vienen nuevas generaciones”.Por ello la ciudadanía debemos recuperar los espacios de poder que se encuentran secuestrados, y demostrar que el pueblo pone y el pueblo quita. Y si no hay compromiso político que le apueste a la seguridad y al bienestar, demos nuestro voto de confianza a quienes tengan el compromiso con el pueblo, sin duda el movimiento del sombrero representa esperanza y cambio.
*Por su interés reproducimos este artículo de Olivia Aguirre Bonilla publicado en el Diario de Chihuahua.