No es solo nostalgia. Recordar el número de teléfono de la infancia, la letra de una canción antigua o el nombre del primer amigo del colegio podría ser mucho más que un ejercicio de memoria: es una muestra de buena salud cognitiva. Así lo aseguran neurocientíficos, que enumeran nueve recuerdos clave que, si siguen vivos en la mente a partir de los 60 años, podrían indicar que el cerebro aún está trabajando a pleno rendimiento, según una información publicada en El Tiempo.
Tu antiguo número de teléfono: Si aún recuerdas la secuencia completa que marcabas en tu infancia o juventud, es una muestra de memoria duradera y activa.
Los nombres de tus amigos de la infancia: Recordar con claridad a compañeros de colegio o vecinos de hace décadas refleja una excelente salud cognitiva.
La distribución de tu casa de la niñez: Evocar con detalle cómo estaban ubicadas las habitaciones demuestra una buena memoria espacial.
Letra de canciones antiguas: Cantar sin errores las canciones que marcaron tu juventud indica que la memoria musical sigue funcionando con soltura.
La dirección de tu primera vivienda: Tener presente esa información muestra que tu memoria a largo plazo está bien conservada.
Pasatiempos olvidados: Si puedes rememorar actividades o hobbies que disfrutabas y luego dejaste, estás utilizando tu memoria episódica de forma efectiva.
Anécdotas familiares con detalle: Narrar historias del pasado con precisión revela una memoria narrativa activa y saludable.
Cumpleaños de amistades lejanas: Recordar fechas especiales de personas que ya no frecuentas señala una sólida memoria emocional.
Pequeños detalles del pasado: Desde olores hasta escenas cotidianas, rememorar lo trivial demuestra que tu mente se mantiene ágil y conectada con tus recuerdos.
Dormir bien, comer mejor y mantenerse activo no solo es un consejo de salud general, también son pilares del cuidado cognitivo. Ejercitar el cerebro con juegos de lógica, mantener lazos sociales sólidos y reducir el estrés diario son prácticas que, según los expertos, contribuyen a una memoria duradera. Y sí, lo que comes también cuenta: omega 3, vitaminas del grupo B, hierro y grasas saludables como las del aceite de oliva o las nueces son grandes aliados del pensamiento claro y los recuerdos que perduran.